Palestina y los dioses asesinos

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La civilización es la expresión social de los seres humanos, capacitados para la convivencia sin otra motivación que el horizonte de la supervivencia. La satisfacción de las necesidades naturales es común a todos los seres vivos y su consecución está relacionada con la información genética y el aprendizaje comunal. Cualquier alteración del ecosistema pone a prueba la capacidad de animales y plantas para sobrevivir, para adaptarse a la novedad.

El ser humano se ha autoproclamado superior al resto de las especies desde un supuesto dominio sobre el medio ambiente basado en la competencia de la razón y, dado que ésta no alcanza a explicar el universo todo, el hombre ha creado a dios. Este constructo social, apartado de su original génesis para explicar la naturaleza, ha sido convertido en instrumento de dominio sobre la propia humanidad. Desprovisto de razón, es el hombre el ser más gregario de la tierra.

La existencia de religiones no se explica desde el ADN, sino por una torsión intelectual que lleva a unos hombres a dominar a sus semejantes por un prurito de codicia y ambición. Todo edificio religioso se construye con ladrillos de incultura y argamasa de ceguera bajo la dirección técnica de arquitectos integristas y peritos en manipulación. Sólo así se explica que en toda tragedia humana esté presente la cruz, la media luna, la estrella de David o cualquier otro símbolo de un dios predador.

La tragedia palestina sintetiza lo que las religiones aportan a la civilización: muerte, dolor, sangre, odio, venganza, guerra, exterminio, oro, petróleo, expolio, silencio y complicidad. Todo en nombre de dioses y dogmas cargados de amor, fraternidad y paraísos de felicidad que en nada se parecen a la realidad, dioses y dogmas mentirosos y, a la postre, asesinos. Dios, Allah y Yahvé; Biblia, Corán y Talmud; comercio, petróleo y oro; metralla, cohetes y misiles: muerte y destrucción.

Palestina está siendo asesinada en nombre de dos dioses ante el silencio cómplice de un tercero. Una carnicería humana en nombre de dioses genocidas, perpetrada por desertores de la civilización, convertida en espectáculo para la inhumanidad que no duda en tomar asiento para contemplar la masacre en unas colinas cercanas o frente a una pantalla que ofrece cadáveres, entre plato y plato, a la hora de comer, sin provocar indigestiones.

Las religiones se reducen a mover fronteras en la geografía de la razón, a establecer límites a las libertades individuales y colectivas, líneas ideológicas trazadas por minorías que definen el bien y el mal para las mayorías. Tiaras, turbantes y kipás no cubren cerebros dotados de humanas neuronas, sino vacíos tenebrosos que generan ceguera y odio en nombre de los dioses. Las fronteras en Palestina separan a los dioses, a un lado el horror, al otro la barbarie. No hay más.

El mundo y su historia están llenos de Palestinas sin que ningún dios, ninguna religión, haya tenido la decencia y la honestidad de ponerse al servicio de la humanidad. Palestina es un duelo entre fanáticos, integristas y talibanes que arman a sus pueblos con preceptos, fatuas y torás para cumplir presuntas palabras sagradas de esos dioses asesinos a los que todos rezan y adoran. Palestina y el mundo serán un paraíso sólo cuando desaparezcan las religiones, cuando los dioses crucen las fronteras del olvido.

 

6 comentarios el “Palestina y los dioses asesinos

  1. gonzalo dice:

    Perdon, en la Roma pagana…¿no hubo matanzas, genocidio, magnicidio, etc? En el «paraiso socialista» de la URSS ¿no murieron aniquiladas, exterminadas, «siberianizadas», «purgadas», 60 millones de «disidentes»? ¿Bajo que «dios» murieron? ¿Que iluminada razon les envio al otro barrio, previa carcel, despojo y tortura? ¿Y los millones «ajusticiados», silenciados, asesinados en la maravillosa tierra de Mao, o de Castro, o en la Republica atea española o en la Revolucion de la «igualdad, fraternidad, libertad o muerte» y su diosa razon entronizada? ¿A que «dios» culpamos en esos paraisos razonables? fraternidad, libertad o muerte» con su diosa razon entronizada y su Robespierre el raxonable

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    • Verbarte dice:

      La roma pagana tenía sobredosis de dioses y en su nombre se masacraba también. El propio Emperador se autoproclamaba dios.

      En la URSS, hubo 1.213.000 muertos del bando bolchevique, 1.376.000 muertos en el bando contrarevolucionario, de 3.000.000 a 5.000.000 muertos por hambre, 2.000.000 por represiones, de 2.000.000 a 2.300.000 por epidemias (principalmente tifoidea) y 150.000 judíos asesinados por pogromos (principalmente a manos de zaristas). En el bando contrarrevolucionario, la iglesia ortodoxa jugó un importantísimo papel para incitar a una guerra civil que arrojó estas funestas cifras. El estallido de guerra civil rusa vino precedido por la muerte de 1.700.000 soldados y 5.950.000 heridos en la primera guerra mundial. La dictadura comunista ostenta el récord absoluto de muertes con 62.000.000 de personas que incluyen las bajas de la 2ª guerra mundial. Durante este periodo, la iglesia ortodoxa rusa, el islam, el budismo y el judaísmo marcaron a los diferentes grupos étnicos de tan extenso territorio llevando una intensa actividad que, tras la caída del muro de Berlín y la desintegración de la URSS, ha sido el origen de los lamentables conflictos que se viven hoy día en la zona.

      En cuanto a China, la religión fue perfectamente definida como lo que es: el opio del pueblo, aunque pronto los chinos descubrieron que la droga dictatorial era más destructiva. No obstante, también Mao supo utilizar las creencias y la fe de su pueblo para eliminar a los seguidores del emperador, también una encarnación divina.

      De la revolución francesa, baste considerar que para echar a un pueblo a la calle a jugarse la vida ya tenían que ser insufribles las condiciones de vida y muerte impuestas en nombre de la religión, católica en este caso. Y en el caso de España, hablar de muertos a manos de una república atea entra en la lógica maniqueista de considerar episodios aislados y condenados por la propia república para justificar la atrocidad cometida posteriormente por el nacionalcatolicismo. De esto entienden mucho en países hermanos como Chile o Argentina, cuyos dictadores Pinochet y Videla contaron con el apoyo decidido y activo de la iglesia católica, como en su momento ha hecho el Vaticano con todas las dictaduras que en el mundo ha sido.

      Ya ve usted de lo que son capaces los dioses y sus representantes en la tierra.

      Salud

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  2. Araceli Cantero Rivas dice:

    Como siempre, magnífico tu artículo. Ya nos hemos inmunizado y la muerte y el horror almuerzan con nosotros. Un saludo.

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    • Verbarte dice:

      Es lamentable, pero cierto. Y lo peor es que siempre hay un mando a distancia cerca para bajar el molesto volumen o cambiar de canal para no ver lo que almorzamos y cenamos a diario.

      Salud

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  3. Blas Serés dice:

    «…solo será un paraíso cuando desaparezcan las religiones», es decir, no será. Milenios de incivilidades religiosas no desaparecerán puesto que hay muy poderosos intereses que quieren que así sea. Y son los mismos intereses, el poder del dinero, armando aun de forma desequilibrada los bandos contendientes, Palestina es crónico, también lo hemos visto en Irak, en Afganistán, en Siria, etc., lo manejables que son estos grupos fanatizados aunque en alguna ocasión se escapen de las manos, no importa, mas negocio armamentistico, mas temor en las sociedades para que el poder haga mangas y capirotes con las leyes usurpando derechos ciudadanos, es decir, mas poder, menos cultura, mas religiónes, y así cerrando el círculo vicioso negando una civilización de verdad.

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    • Verbarte dice:

      Un buen ejemplo lo tenemos hoy mismo en España donde el fundamentalismo ultracatólico y el talibanismo neocatecumenal han devuelto a la mujer a la edad media y han impuesto las enseñanzas de sus falsos dogmas en la escuela pública. Ya se dijo en su momento que España era la reserva espiritual de occidente.

      En cuanto al resto del mundo, las religiones son lo que son y sólo sirven para obtener beneficios a costa de la sangre ajena.

      Salud

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