¿Qué hacemos con el Papa?

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Posiblemente, esta pregunta ocupará los primeros lugares del orden del día en próximas reuniones, asambleas, consejos, juntas, comités y capítulos de las más variadas naturalezas y composiciones. El Papa Francisco se fue a Brasil, abrió la boca, soltó un sermón y provocó un terremoto de magnitud inesperada sorprendiendo a propios y extraños. “Menos samba e mais trabalhar” ha venido a proponer la voz de Dios en la tierra, una propuesta dirigida a todos los estamentos de la humanidad, incluidas sus huestes contrarias a la regla “ora et labora” de San Benito.

El pasado contemplativo de Bergoglio durante la dictadura de Videla se inscribe en el secular magisterio vaticano de nadar y guardar la ropa y arrimarse al sol que más calienta. Desde que ganó las primarias ahumadas en quinta votación, la sombra de la connivencia se adhirió a sus talones como el pasado nazi de Benedicto XVI se adosó a su rojo calzado. Comenzó su papado con mala sombra, con mal pie, con la Santa Sede amenazada por las eternas llamas del infierno financiero, carnal y político que ninguno de sus antecesores quiso, supo o pudo apagar.

El Papa, en Brasil, se ha dirigido a diferentes públicos y sus mensajes han dado la impresión de compartir la sintaxis de cualquier manifestación en contra de cualquier gobierno terrenal. Ha llamado a luchar contra la desigualdad, ha pedido a los jóvenes que sean revolucionarios y naden contracorriente, ha propuesto la laicidad del estado, no ha condenado la homosexualidad y ha exhortado a los ricos y poderosos a trabajar por un mundo más justo y solidario. El Papa, en Brasil, ha pedido cosas diferentes a la abstinencia solicitada por Ratzinger en el mismo escenario.

¿Qué hacemos con el Papa? Eso se preguntan los gobiernos liberales al constatar que su mensaje puede interpretarse como una deslegitimación espiritual de sus políticas y una bendición «urbi et orbe» a quienes las protestan. Eso se preguntan los partidos menos liberales al ver una homilía brasileña a punto de adelantar por la izquierda a sus programas electorales. Eso se pregunta en asambleas ciudadanas donde levantan la mano cristianos de base acosados por la propia jerarquía católica. Eso se preguntan obispos, arzobispos y cardenales apoltronados en el ora a espaldas del labora. ¿Qué hacemos con el Papa? Eso se preguntan los mercaderes del templo.

Es contradictorio que la fe, que mueve montañas, genere doctrinas inmovilistas dirigidas por rabinos, imanes o sacerdotes que exigen la obligación de aceptar ciegamente los dogmas religiosos interpretados por autoridades tocadas por Allah, Yahweh, Jehovah, Elohim o el Espíritu Santo. No se admiten interpretaciones ni discrepancias en un ámbito, el religioso, donde los matices han sido históricamente sinónimos de cismas, expulsiones y hogueras. La fe, cuando es ciega, se convierte en una suerte de pensamiento totalitario.

Las palabras del Papa han sorprendido por responder a una lectura actual de la realidad social que sacude al mundo. La tradicional sumisión a la literalidad de las escrituras ha impedido a la iglesia leer las realidades sociales de forma correcta y sincrónica, provocando un alejamiento paulatino y progresivo de creyentes. Para la Teología de la Liberación, la JOC, la HOAC, el Foro de Curas de Madrid y otras organizaciones cristianas de base, las palabras papales no son nada nuevo o revolucionario, pues llevan años practicando lo que han escuchado.

¿Qué hacemos con un Papa perroflauta, comunista, radical y bolivariano? Un primer impulso de afinidad sentimental con sus proclamas, lleva a saludar su incorporarción a la trinchera de la pobreza y la dignidad. La prudencia de la historia aconseja esperar y comprobar si se ha tratado de un calentón de novicio o tendrá continuidad. La leyenda negra vaticana avisa sobre desgraciados accidentes o súbitas enfermedades incapacitadoras. Por lo pronto, su fotografía en la portada de la revista TIME da para pensar.

8 comentarios el “¿Qué hacemos con el Papa?

  1. Colgarlo del arbol de Navidul.

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  2. John Lessone dice:

    ¿Que qué hacemos con el Papa? Para empezar desconfiar, no olvidemos que el Papa es la cabeza visible del chiringuito, no el dueño. Si la curia lo ha elegido como máximo pontífice, por algo será. Y si realmente les ha salido un Papa rebelde, como bien dice el post, no tardará en acontecer algún inesperado y desgraciado accidente. Personalmente me inclino a pensar que se trata de una magnífica campaña mediática para calmar (y de camino engrosar) al ejército de fieles, y tratar al mismo tiempo de mantener en un segundo plano los últimos escándalos eclesiásticos. Un efecto «obama» más. Cuando el aire se hace irrespirable y la mierda cala hasta el mismísimo espíritu (santo), nada como un buen ambientador para «disimular» -que no quitar- los malos olores. In nomine patris…

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    • Verbarte dice:

      Lo que no acaba de cuadrar es que se desmarque tan al modo «perroflauta», sobre todo con la historia del estado laico. Por lo demás, también Juan Pablo II redactó una encíclica anticapitalista que no aparece ni en los escaparates de las librerías religiosas.

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  3. No sé, no sé... dice:

    En todo este tema hay algo que no me cuadra; si la sensibilidad social parece ser aparentemente la bandera del nuevo papa, argentino como es ¿Por qué no movió un dedo ni pronunció palabra alguna en defensa de los represaliados durante la dictadura de Videla?. Muchos acabaron en el fondo del mar o vete a saber dónde después de torturas insufribles.
    ¿Por qué se quedó mudo cuando las madres de mayo pedían saber el paradero de sus hijos y nietos, robados por los fieles perdigueros de una dictadura cruel y abyecta?.

    Durante este período de infausto recuerdo para muchos argentinos, el flamante papa fue superior provincial de los jesuitas en la Argentina y rector del Colegio Máximo y de la Facultad de Filosofía y Teología de San Miguel, o sea, que no era un cura raso. Desde su posición, podía haber alzado su voz contra tanta tropelía, sin embargo, prefirió la callada por respuesta.

    Quien es de una condición no cambia de la noche a la mañana…

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    • Verbarte dice:

      Nadar y guardar la ropa. Arrimarse al sol que más caliena. Pura historia de la iglesia católica y de todas las religiones del mundo. El poder es el poder, sea o no de este mundo. Salud.

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      • No sé, no sé... dice:

        Por supuesto que ésa ha sido la historia de la iglesia católica, sobre todo desde que descubrieron que se estaba mejor arrimándose a los que ostentaban el poder en lugar de acabar en la panza de un león.

        De todas formas, no entiendo el proceder de este papa. ¿A qué clase de poder se está arrimando ahora cuando habla a favor de los desfavorecidos y apaleados por el sistema?. Y lo que entiendo menos aún es que no hiciera nada por ellos en el pasado ¿No será otro hábil montaje más, urdido por los que manejan los hilos del mundo y el papa, un títere más, para que la plebe esté esperanzada mientras le roban hasta el futuro?.

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      • Verbarte dice:

        Pues esa es la cuestión y la pregunta del millón. ¿Qué hacemos con el Papa?

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