La seño madrileña es, por fortuna,
ejemplo de gestión tan liberal
que zanja de manera radical
la superpoblación inoportuna.
Mujer con más cojones que ninguna,
defiende que no es vil ni criminal
poner un mercantil punto final
a rémora parásita viejuna.
En cada residencia de Madrid
despeja los despojos del Covid
y en cada bar fomenta que se cuele,
porque la presidenta necesita
para limpiar la mugre podemita,
ser tan letal como el doctor Mengele.