Mitología cristiana

Desfile infantil en un colegio público de Andalucía

Junto a la navidad, la semana santa, que el viernes alcanza su clímax, completa el relato de los más exitosos episodios de la mitología cristiana. Los mitos sobre lo sobrenatural, la eternidad y la inmortalidad son comunes a todas las religiones verdaderas y a no pocas películas basadas en hechos reales. Con el tiempo, ficción y realidad difuminan sus fronteras hasta crear un producto híbrido difícil de catalogar para el pueblo llano. A las religiones y sus fiestas les pasa como a las puertas viejas: raspando las capas de pintura superpuestas se pueden conocer los diferentes inquilinos que han habitado la casa.

Los calendarios, desde los tiempos de Atapuerca, están ligados a los ciclos de la vida en animales y plantas y secularmente han sido origen y causa de festejos y celebraciones. Hay religiones nativas en cada rincón de la tierra y religiones invasivas que se alzan sobre las primeras cuando las conquistan. Las religiones abrahámicas pertenecen a esta categoría y son dominantes gracias a combinar la cruz (cristianismo) y la media luna (islam) con la más eficaz herramienta evangelizadora: la espada. El judaísmo, por su parte, se ha especializado en predicar la fe en el dinero.

Las religiones tienen dos vías para colonizar: imposición (amenaza, miedo, agresión) o suplantación (apropiación, sustitución). La segunda fue utilizada en los periodos de expansión del cristianismo, aunque, cuando encontró resistencia, no dudó en utilizar la primera. Íberos y celtas festejaban las faenas agrícolas: siembra, cosecha y cambio de ciclo solar. El calendario cristiano colonizó estas fiestas con la muerte del hijo de dios, vírgenes adaptadas a cada aldea o ciudad y el nacimiento de un salvador. Mitología a la altura de la grecorromana, la escandinava, la azteca, la maya, la africana o la de Marvel.

En las religiones, adquieren especial relevancia los ritos y las ceremonias sagradas, los necesarios sortilegios mágicos y la imprescindible símbología para identificar y cohesionar a los rebaños de creyentes. Se puede afirmar con poco margen de error que es la semana santa la celebración cristiana en la que más ejemplos se muestran de lo que aquí se habla, con jerga propia para nombrarlos y narrarlos. Así son, a grandes rasgos, las señas de identidad espirituales de las religiones, así se construyen y se viven las devociones, unas más, otras menos, como en todas las religiones.

La religión también atiende a las necesidades materiales de sus príncipes y de sus fieles. Las faenas agrícolas celebradas por los pueblos satisfacían las necesidades fisiológicas en la prehistoria y las consumistas en épocas más modernas. En semana santa, y en navidad, hay pasional dispendio: la gente luce sus mejores galas, bares y restaurantes hacen caja y abarrota el turismo montañas y playas. Vírgenes y cristos recorren calles y plazas con saturación de joyas, áureas telas y varas forjadas en oro y plata. Y mundanos negocios son alumbrados y sellados bajo los pasos de cristos y palios, todos santos.

Sin saber quién primero y quién después, existen rastros de influencia mutua entre dos formas de poder: el celestial y el terrenal, el de la corte y el de la curia, el cofrade y el militar. La Historia da cuenta y documenta las ocasiones en que ambos poderes, en horrendo concubinato, han utilizado las creencias del pueblo para domeñarlo, para exprimirlo y saquearlo más y mejor, en nombre del César, en nombre de dios. En España se considera tan normal que los militares procesionen a un cristo como que un asesino desfile bajo palio. Cuarenta años dan para mucho si los dos poderes unifican sus discursos.

3 comentarios el “Mitología cristiana

  1. artemisa66 dice:

    Reblogueó esto en El diario de Lena.

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  2. Luis dice:

    La religión. Ese cajón de sastre donde la humanidad ha ido guardando toda su ignorancia a lo largo de su historia. Arma espiritual del poder establecido para mantener al pueblo en la creencia de que deben vivir oprimidos porque «dios lo quiere». Culpable del atraso secular de España.

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