¿Era necesario echar del gobierno al partido que, desde su fundación, creó “un auténtico y eficaz sistema de corrupción institucional a través de mecanismos de manipulación de la contratación pública central, autonómica, y local”? Sí, y algo más: imprescindible. El desapego de la ciudadanía hacia la política tiene mucho que ver con el rechazo a las prácticas mafiosas. Es imprescindible que la ciudadanía tome conciencia del poder de los votos para alejar a los saqueadores de las cajas públicas.
¿Soluciona la salida del gobierno del Partido Popular el problema? No. La mafia política y empresarial, al igual que la Hidra de Lerna de la mitología griega, tiene la virtud de regenerar dos cabezas por cada una que se le corta. Viene siendo así desde los albores de la civilización y no se atisba un Hércules capaz de dar con la solución definitiva, entre otros motivos porque es la ciudadanía, siempre, la que alimenta y sostiene los mitos creados por Papas y Emperadores.
Pero la mafia no se nutre sólo de cajas públicas locales, provinciales, autonómicas o estatales, éstas son meros aperitivos puntuales entre almuerzos y cenas, las migajas. El gran atracón proviene de los Decretos y de las Leyes que los gobiernos promulgan con la finalidad última de calmar la insaciable bulimia de los mercados. Ésta es la cabeza troncal de la Hidra que, siendo determinante en los miedos y padecimientos del pueblo, nadie parece ver y todos aceptan como irremediable.
Cualquier adjudicación pública correspondida con oscuras dádivas es una propina comparada con el ingente beneficio mutuo que producen, a políticos (puertas giratorias, por ejemplo) y empresas (impúdicos beneficios desmedidos), las decisiones a nivel legislativo. Escandaliza la limosnera y puntual indemnización al Castor de Florentino Pérez y se acepta con resignación el atraco continuo de empresas energéticas, financieras o de comunicación. Escandaliza el caso Gürtel, pero se acepta con mansedumbre el dinero público saqueado para rescatar a la banca.
Se ha arrebatado la presidencia del gobierno a un partido corrupto de pies a cabeza y lo sustituye otro también sumido en el fangal de la corrupción, dos cabezas visibles de la misma Hidra invisible. Suena como sucesor de Rajoy un tal Feijoo: se corta una cabeza y surgen dos relacionadas con privatizaciones y narcotráfico. Se inviste a Pedro Sánchez y la Hidra eructa satisfecha una subida del IBEX 35 y una bajada de la prima de riesgo: la pobreza y la desigualdad de los votantes están garantizadas.
La cabeza de repuesto urdida por la Hidra, la de Alberto Rivera, se ha agitado con furor al ver diluirse en la nada su prometido y ansiado papel troncal. Sólo ha servido para mostrar públicamente su verdadera naturaleza de servicio incondicional a sus creadores. Era, y es, el recambio ansiado por Papas y Emperadores para continuar sus tareas depredadoras con la calma impune, con la estabilidad, que desde hace siglos vienen disfrutando.
No hay Hércules posible. Nadie cercenará todas las cabezas de un solitario, certero y definitivo tajo en el punto donde cuerpo y cabezas confluyen. La ciudadanía, creyente y subyugada por los mitos, teme al caos que la Hidra vaticina para el momento en que alguien la mate y deje de existir. La ciudadanía se conforma con cortarle, de tarde en tarde, las cabezas una a una, aun siendo consciente por secular experiencia de la aparición de nuevas y más fieras cabezas.
Veo que has desenterrado la pluma, y lo celebro, más incluso que la moción de censura, que tampoco es que me haya provocado saltos de alegría.
¡Salud!
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La derecha ha ocupado La Moncloa desalojando a la extrema derecha, pero lo más peligroso es que la beneficiaria final de la operación será la ultraderecha.
Salud
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[…] a través de Moción de censura: ¿adiós a la mafia?— apalabrado […]
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