España, más dictadura que Venezuela

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España ha sufrido un peculiar síndrome de Estocolmo. De tanto identificar a Venezuela con una dictadura, las derechas españolas han terminado por mostrar al mundo cómo acabar con la democracia guardando las apariencias. Imprescindible para un país libre y soberano es la existencia de una prensa plural, libre y soberana, cosa que no sucede en España. A través de los medios se ha bombardeado a Venezuela y con su apoyo se han perpetrado los mayores recortes de derechos cívicos desde los aciagos tiempos de Fraga, de casta le viene al galgo, al frente del Ministerio de Información franquista. El colmo: han convertido la RTVE en una vergüenza de NO-DO en plasma.

A diferencia de la venezolana, la dictadura española lleva lustros negando la voz al pueblo, primero en Euskadi y ahora en Catalunya. Maduro permitió un referéndum ilegal de los opositores y mantiene presos a quienes organizaron una rebelión violenta en las calles que ocasionó decenas de muertos y heridos. A esos rebeldes, responsables de tumultos callejeros, la dictadura española los considera presos políticos y se permite poner en tela de juicio a la justicia venezolana que los condenó por tales hechos. Los opositores también jalearon una sedición militar para derrocar al gobierno por las armas.

A diferencia de la venezolana, la dictadura española ha encarcelado, a instancias de jueces afines a la derecha, a ciudadanos cuyo delito ha sido intentar hacer lo que Maduro ha permitido a sus opositores: un histriónico referéndum ilegal sin garantías; de uno legal, como en Canadá o Inglaterra, no se permite ni hablar. A estos ciudadanos, las derechas dictatoriales españolas les niegan el epíteto “políticos” como apéndice semántico de su realidad de presos.

La dictadura española ha dinamitado el principio, piedra angular de cualquier democracia recia, de presunción de inocencia y se mantiene en prisión a ciudadanos y representantes electos del pueblo porque un juez interpreta que “van” a delinquir, como si la justicia fuese cosa de oráculos. Son los acusados, en esta dictadura, quienes han de probar su inocencia y no la Justicia la que ha de probar su culpabilidad. Franco y Torquemada cabalgan de nuevo.

A diferencia de la venezolana, en la dictadura española los corruptos, las élites financieras y las empresariales no están en la oposición. En la dictadura española los corruptos gobiernan, el parlamento legisla en favor de las élites y, en consecuencia, en contra del pueblo. La dictadura española mantiene en libertad a la mayoría de los suyos que han sido cogidos con las manos en la caja B o en los EREs. Hasta el heredero del heredero del dictador se ha visto salpicado por la corrupción en su propia famiglia, con una Borboni y su esposo disfrutando a cuerpo de Rey en Suiza los rigores de la Justicia española.

A diferencia de la venezolana, la dictadura española utiliza los colores y la bandera de la patria para tapar sus miserias políticas, sus ilegales campañas electorales y los robos perpetrados por los suyos. Unos colores y una bandera que, en sus manos, son un ultraje a cientos de miles de españoles que murieron defendiendo la democracia de los militares que enarbolaron, precisamente, esa misma bandera para, en su nombre, dar un golpe de estado.

A diferencia de la Venezolana, la dictadura española defiende a dentelladas a unos Padres de la Patria que jamás defendieron al pueblo pobre y necesitado. El Valle de los Caídos, los callejeros fascistas de nuestros pueblos y ciudades, las misas del 20N, las estatuas de los golpistas, la permisibilidad con neofranquistas y neonazis o las vergonzantes declaraciones de Rafael Hernando, Pablo Casado y otros representantes de las derechas, incluido Rivera, han hecho de España una anormalidad democrática en Europa, una dictablanda cada día más dura, un paraíso fascista.

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Un comentario el “España, más dictadura que Venezuela

  1. Alf dice:

    Cómo se puede tachar de dictadura a una nación cuyo gobierno envía a tres banderas de la legión a desfilar en la semana santa malagueña, presidida nada menos que por cuatro ministros (algunos de ellos reprobados) En esto España le da muchas lecciones a Venezuela.

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