Vivir para trabajar para vivir para

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No hay que tener el título de abuela o de nieve el cabello, como dice algún cursi o poeta, para contar a cualquier joven historias llenas de pasado y ofrecerlas como plan de futuro, como un deseo mágico. Son historias simples, personales pero mundanas, casi universales, las que hablan del tiempo como el bien más preciado al que puede aspirar una persona. A la suma de todas las gotas de tiempo que nos empapan la solemos llamar con un nombre lleno de segundos, se primaveras, de otoñales días, de años, de lunas soleadas y también de inviernos y ocasos. La llamamos Vida.

Se desconoce en qué momento de la historia, de las vidas secuenciadas de toda la humanidad, se produjo el seísmo social que derribó lo natural para imponer el artificio como modo de vida. Unos dicen que es cosa evolutiva de los “sapiens”, otros iluminan con mitologías diseñadas con miedos divinos y todos se rinden al alejamiento de la naturaleza y a la pérdida de la libertad. La libertad tal vez sea, consustancial a la biología, una cuestión de tiempo. El tiempo debe ser libre o no es.

El “sapiens” lee en el diccionario “ocio: 2. m. Tiempo libre de una persona” como un mensaje secreto escrito en una postal que carga con la sospecha de ser un epitafio. Lo lee y piensa de inmediato en la brevedad de su tiempo libre, acosado por el tiempo no-libre que puebla la mayor parte de la vida. Piensa el “sapiens”en lo contrario de lo que lee, lo busca y lo encuentra: “negocio: (Del latín negotium [nec otium]: ‘sin ocio’) 1. m. Ocupación, quehacer o trabajo”.

Ahí está la clave, en el trabajo como consumidor de tiempo, como medidor de vidas para trocarlas por un oro cuyo valor debiera ser insignificante comparado con tiempo y vida. Ahí está el negocio, en privar a la humanidad de sus bienes más preciados. Se podría hablar a un joven cualquiera de tiempos dorados en que un tercio del tiempo, ocho horas, era el pago para disfrutar de los otros dos tercios, el tiempo libre. En un país tan cercano como España, en un tiempo tan lejano como puedan ser dos legislaturas, la palabra temporalidad era apenas un sarpullido social, hoy cáncer terminal.

Trabajar y vivir son los dos extremos del péndulo dialéctico que oscila sobre la preposición “para”. La clase política se afana en conseguir que las personas acepten cabizbajas que la única opción es vivir para trabajar y la ciudadanía, en cambio, sólo aspira a trabajar para vivir. La reforma laboral del Partido Popular ha destruido la linde que separaba el ocio del negocio perfilando la difusa frontera de la temporalidad esbozada por el PSOE en los años 80. Se puede contar a un joven cualquiera la hermosa historia de los contratos indefinidos que permitían construir una vida de ocio alrededor de la participación en negocios que eran cosa de dos: empleado y empleador.

En este contexto de robo generalizado de tiempo ajeno se conoce el horario de entrada al tajo, pero no el de salida, la cuantía mínima del salario, pero no el valor de mercado del trabajo realizado. Llaman competitividad a las prácticas esclavistas reproducidas en una Europa supuestamente libre y pretendidamente moderna, social y emancipada. Llaman recuperación a la concentración de dinero en muy pocos bolsillos, a punto de estallar porque ya más no cabe en ellos.

Se escucha a la ministra Báñez o al presidente Rajoy hablar de creación de puestos de trabajo y un joven cualquiera piensa en setecientos euros a cambio de olvidar que el reloj marca sus biorritmos con sus necesarias pausas. Habría que narrar a esa juventud los esfuerzos que llevaron a disfrutar unas consensuadas condiciones laborales que permitían vivir y trabajar al mismo tiempo, construir sobre el presente los proyectos del futuro y mirar al pasado para no repetir los fracasos. Se podrían contar a un joven cualquiera que las cosas eran muy diferentes hace tan sólo cuatro eternos años y que la justificación neoliberal forma parte de una premeditada estafa a la Libertad y a la Vida, a la vida en libertad.

3 comentarios el “Vivir para trabajar para vivir para

  1. pika6 dice:

    La solución es retroceder con la máquina del tiempo y volver a los sesenta-setenta cuando nos íbamos los inviernos a Goa y después Bali para pasarlos en Cabañas de bambú con servicio doméstico,cocina y despensa por 4000 pesetas al mes.
    El truco esta como te dije en que han trabajado habiente para incorporar a su caladero de votantes a millónes de albañiles,fontaneros y jardineros que se han hecho «emprendedores» y tienen a dos Ecuatorianos en régimen de saqueo laboral y les votan a los PPeros,negreros del Mississippi pensando que «les van a ayudar» a no pagar impuestos ni seguridad social…
    Si no,como es posible esa masa de votantes que votan a sus verdugos???
    Como es posible que después de la que han liado no les hayan cortado los cataplines con un hacha de silex???
    Te imaginas a este país dentro de diez años ???
    Y que han hecho los sindicatos y el PSOE en estos últimos treinta años???

    «Todos tienen lo que desean;yo quería una misión y por mis pecados me concedieron una,me la sirvieron
    en bandeja»…

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    • Verbarte dice:

      Lamentablemente, es la historia de la humanidad, unas veces más lenta y otras, como la de hoy, de manera súbita.

      Han conseguido eliminar el concepto de lucha de clases del diccionario de la supervivencia digna y, a partir de ahí, los menos pegan y los más reciben.

      Salud

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      • pika6 dice:

        Si lees algo sobre la primera revolución industrial y como se explotaba a los niños pequeños con trabajos en las minas o telares por salarios de un 15% de un adulto y con menos derechos que una cucaracha de alcantarilla.. Se entiende lo que ha pasado desde 1780…
        Adán Smith y su «welth of Nations» también tuvo algo que ver…

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