Ni izquierdas, ni derechas

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La moda de no declararse ni de izquierdas ni de derechas puede tener sentido. La derecha se ha transformado en una corrupta plutocracia neoliberal y la izquierda, si se aplica el término a un partido que no es socialista ni obrero, es un corrupto reflejo liberal de la derecha. Cuando la corrupción, desde hace ya más de 20 años, se convierte en el modus operandi et vivendi de los políticos, el discurso deriva hacia profesionalización o servicio público más que a izquierdas o derechas.

Laboralmente, este país ha transformado la negociable dicotomía trabajador/empresario en una impuesta relación amo/esclavo eliminando a decretazos el equilibrio derecha/izquierda. Los trabajadores han renunciado a la defensa colectiva de sus derechos impelidos por esta clase de sindicatos que ya no son de clase. Cuando el sindicalismo se profesionaliza y riega sus raíces con los purines de la formación y las subvenciones, sus tallos, flores y frutos crecen marchitos y corrompidos.

Sociológicamente, la generación de la transición abandonó hace 20 años las calles como lugar de reivindicación para convertirse en sumiso y cuatrienal electorado. Han tenido que llegar el apocalipsis neoliberal y una nueva generación para recuperar la calle como foro donde hacer frente a los despachos y consejos de administración que gobiernan el país. Financieros y empresarios manejan con destreza a la derecha y a la bastarda izquierda en la alternancia del gobierno.

Económicamente, desde la caída del Muro de Berlín, el tablero de ajedrez sólo tiene casillas negras, negras son todas las figuras y blancos todos los peones. No hay derecha e izquierda en un tablero todo negro. La desigual partida es un continuo jaque a las economías familiares por parte de las insaciables figuras bajo el mando de los reyes y las reinas negras: el 10% se come al 90%. El capitalismo, sin rival ni alternativa, muestra su lado más deshumanizado, más salvaje, para el que sólo cuenta el beneficio monetario.

Culturalmente, los principios y valores sociales se han sustituido por individuales impulsos de consumista autocomplacencia. Nadie se define de izquierdas o de derechas si ello le impide acceder a un ansiado producto que el espejo comercial de la publicidad pone a su alcance. Usar y tirar es la máxima vital que la población sigue a rajatabla sin tener en cuenta que el precio abonado contabiliza en monedas el tiempo invertido para ganarlas.

Informativamente, la realidad española es un auténtico monopolio donde la información y la neutralidad piden socorro desde las mazmorras financieras y propagandísticas. RTVE no es de izquierdas ni de derechas desde que el PP cambió la ley que la regulaba para hacerla la televisión del partido a imagen de sus autonómicas y los medios privados han relegado el debate político a meros programas de dudoso entretenimiento a los que gustosos acuden todos los partidos.

Políticamente, los discursos de hoy no responden al canon iquierda/derecha porque las realidades tampoco responden con exactitud al mismo. Si la denominación “derecha” se aplica a los intereses de las élites e “izquierda” a los intereses ciudadanos, las actuales mareas de indignación pueden identificarse como izquierda y buscan referentes políticos para sus demandas. Bajar a la calle, identificarse con la calle y trabajar desde y para la calle es la compleja tarea que deben abordar las formaciones que piden la complicidad del voto. Será interesante ver con quién se identifica la calle al margen de las tradicionales derechas e izquierdas obsoletas y uniformadas.

La derecha no se conforma con ser derecha y aspira también a ser la izquierda.

8 comentarios el “Ni izquierdas, ni derechas

  1. […] Ni izquierdas, ni derechas, La mafia que nos gobierna, Podemos. A vueltas con los conflictos, ¿La generación perdida?, PODEMOS y el deseo de cambio, El reto es mucho más importante que los nombres, PODEMOS no CAGARLA, Arrasar con todo, #GOLPE DE #EFECTO, Monedero no debe dimitir, Ahora que de verdad te necesito. ¿Dónde estás IU?, Ideólogos de cartón piedra, Trébol de vanidades, El curioso caso de Alberto Garzón, El silencio de los poderosos, Aquí también PODEMOS. […]

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  2. jose dice:

    Como rezaba una acertada pancarta. No se trata de un tema horizontal. Se trata ya de un tema vertical con una muy simple definición: los de abajo contra los de arriba!!!

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  3. pika6 dice:

    Estoy desolado al contemplar en negro futuro que nos espera a los que no somos de ese 1o 10% que corta el bacalao.
    Seguiré confiando en que Podemos logre zafarse del mortal abrazo de los medios (prensa y TV) los cuales luchan a muerte para impedirle a nadie que les arrebaten sus inconcebibles privilegios acumulados a través de los siglos de dominación. Van a intentar todos reventar a Podemos y así poder perpetuarse en el poder y seguir machacando a la gente.
    Esperemos un milagro de la virgen o que reaccionen de verdad.tengo miedo de que nos machaquen a todos.
    Siento mucho ser pesista y o dar impresión de desesperanza pero es que lo veo negro.
    Vendrá alguna vez un Máximo Meridio a salvar España???

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    • Verbarte dice:

      La negritud del panorama es la historia de la humanidad. La avaricia distingue al ser humano de los animales más que la razón y la lucha continua es lo único capaz de aguantar la dignidad. Esperar salvadores es una forma de abdicar que los mismos que oprimen ofrecen a los oprimidos para desactivarlos.

      Salud y lucha

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