Como en la fábula de Esopo, el tierno joven que pastorea el rebaño del PsoE corre el riesgo de que el pueblo, harto de chanzas y engaños, no le crea cuando realmente aparezca el lobo. En el caso de este Pedro, él no ha ideado divertimento alguno para paliar el aburrimiento que la actividad política depara cuando su objetivo es alcanzar el poder y no servir al pueblo. En su caso, el bisoño pastor repite lo que sus mayores han practicado y enseñado y de ellos lo ha aprendido.
Los sondeos le han mostrado las orejas del lobo y el rebaño le ha mostrado los dientes de manera que, a pesar del grito ¡que viene el lobo!, cada vez menos votantes le prestan atención. Es normal que, tras décadas de lucha de su partido contra cualquier forma de izquierda, el personal sitúe al PsoE en los primeros peldaños de la escalera de la derecha. El juvenil y potente grito de Alfonso Guerra –¡que viene la derecha!– arengando a las masas es hoy un patético estertor –¡que viene la izquierda!– en boca del mismo personaje.
No es nuevo, no. ¡OTAN NO!… y nos metieron en ella. ¡A Andalucía no la va a reconocer ni la madre que la parió!… y pusieron la primera piedra del sevillano Patio de Monipodio donde golfos y truhanes siguen campando a sus anchas. ¡Reforma agraria!… e hicieron a la Duquesa de Alba hija predilecta de Andalucía. ¡Estamos con los descamisados!… y lucen trajes de Armani en los consejos de administración de grandes corporaciones. Nada nuevo para quienes abdicaron en Suresnes de su ideología, protagonizaron los primeros disparos contra trabajadores durante la reconversión industrial e introdujeron los contratos basura para la juventud.
Con estas mimbres, Pedro Sánchez vuelve a atacar los movimientos a su izquierda al mismo tiempo que flirtea con la derecha extrema que gobierna España. El pastorcillo Pedro es el único autorizado a hablar de la herencia de Zapatero que le habilita para pactar con Rajoy un recorte de libertades o apoyar, con urgencia y en secreto, el Tratado de Libre Comercio con EEUU, el descabello para una ciudadanía que sufre el artículo 135 de la Constitución. Afirma, día sí y día no, que no pactará un gobierno de coalición con el PP –¡que viene el lobo!–, pero lo hará. González y Guerra lo avalan y lo exigen.
Es demócrata Pedro, tanto que es secretario general por haber ganado unas primarias apoyado por su mentora y enemiga interna, la hembra de lobo Susana, que no ha ganado ninguna elección para ser presidenta y protege a Chaves, Griñan y Zarrías refujiados en la lobera madrileña. Le incomoda a Pedro el término casta, para el que aún no ha hecho méritos, pero no le disgusta ser apoyado por ilustres miembros de la casta o pactar con ellos.
Soñador de una monarquía republicana (de izquierdas y de derechas al alimón), defensor de la distribución de la riqueza sobrante de las élites financieras y empresariales o laico sustentador de la iglesia, a Pedro Sanchez sólo le creen en su menguante rebaño, y no todos. El día que grite ¡que viene el lobo! con su dedo y su cayado apuntando a sus filas, tal vez el votante le haga algún caso, porque ese lobo y las gaviotas son quienes han dañado al país.
El joven pastor, obsesivamente atareado con el lobo, también está dotado para embarcarse en hilarantes aventuras como la de acudir a una charla guiándose con la brújula de Jack Sparrow o colgarse, con pocas luces, de la propiedad privada de una eléctrica para atraer las simpatías de quienes no pueden pagar la luz. Es a él, a Pedro Sánchez, quien no ve al lobo ni siente su aliento en el cogote, a quien hay que gritar ¡que viene el lobo! antes de que lo destrocen sus dentelladas.
Otro socialista de cartón piedra. El PE (la S y la O pasaron hace tiempo a mejor vida) está condenado a la irrelevancia, por muchos aspavientos que hagan. Saludos.
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Lo increíble del caso es ver cómo los auténticos socialistas que hay en el PsoE (minusculizo la s y la o porque aún quedan) aguantan carros y carretas y no dan el paso para rescatar al partido de la zanja de lodo en la que lo metieron F. González y A. Guerra.
Salud
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En esto llegó Pedro I EL DEMOCRATA y dijo:
Votadme a mí,.votadme a mí,
Los de la gaviota se lo llevan volando
Los que pueden, nos arruinarán
Y en esto llegaron los lobos y le dijeron Pedrito, Pedrito, enséñanos la patita.
No, no os la enseño. Me han dicho mis papás que si os la enseño me quitáis los Consejos de administración que me han prometido.
Hasta luego Pedrito, nos vamos con los que pueden porque tu te juntas con los pájaros y a esos no los queremos porque se lo llevan todo.
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Pedro está asomando tantas patas por debajo de la puerta que parece un ceimpiés camaleonado. Sus mayores, cada vez que salen a ¿defenderlo? le propinan una zancadilla en varias decenas de sus extremidades. Mochos pies y ningún camino por recorrer es la actual realidad del PsoE que arrancó hace unos treinta años.
Salud
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¿Avisarle? Que se lo coman a dentelladas, empezando por las pelotas, para que no transmita sus ridículos genes.
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Quizás sea el entremés. Los lobos deberían hartarse de otras carnes del mismo plato, aunque sean más viejas y estén más duras.
Salud
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Pues todavía no poca gente piensa que el PSOE es un partido muy peligroso por su izquierdismo. Eso mismo agitaba todo el PP hasta que apareció Podemos.
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Así es este país. El mismo PsoE se autoproclama de izquierdas cuando va camino de medio siglo de haberla abandonado.
Salud
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