PePé caca

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Una palabra, una sola, puede bastar para construir un relato eficiente de la realidad o lo contrario. Las palabras adquieren vida propia una vez pronunciadas y se acomodan con valores diferentes en cada pabellón auditivo, trazando audaces fronteras entre lo dicho y lo escuchado. Es tal la autonomía de las palabras que suelen evocar realidades más allá de la voluntad de quien las pronuncia, lo que se conoce como desliz freudiano o acto fallido.

La oratoria es una herramienta manejada de forma muy deficiente por la actual clase política, acaso con alguna excepción a la que cada cual puede poner rostro y prosodia a gusto. Es dominante el discurso trabado con altas dosis de improvisación, visceralidad, vulgaridad y apabullante mediocridad, características anexas al trasfondo político que se pretende transmitir. Dado que la práctica política en este país es sucia, zafia y ramplona, no cabe esperar brillantez o excelencia verbal.

El Partido Popular parece no hallar fondo para sus asociales políticas, su corruptible aptitud, su nostalgia ideológica, ni, en consecuencia, para sus modos comunicativos. El innovador método de la comparecencia en plasma o la rueda de prensa sin preguntas, podrían atribuirse a la conciencia de que su silencio es mejor que sus palabras y éstas mejores que sus hechos. Cuando ha renunciado al plasma y admitido preguntas, los oídos ciudadanos se han saturado de mentiras, demagogia, estulticia o amenazas.

Si alguien pensó que las bocas de Floriano, González Pons, Alonso o Pujalte –escuela Miguel Ángel Rodríguez– habían alcanzado las más altas cotas de la miseria comunicativa, dese por equivocado. Dotado de una contrastada capacidad para empeorar cualquier cosa que toca, Rajoy ha colocado a Rafael Hernando en el alminar desde donde ha de salmodiar a sus fieles con sus gestas y las miserias del adversario.

No ha podido tener mejor debut Hernando como portavoz parlamentario y –tres días después de ser nombrado– su boca, sus palabras, han sido judicialmente condenadas. Casi a la par, ha dado una lección del noble arte de matar al mensajero responsabilizando a Jesús Cintora del descontento ciudadano hacia su partido. Y sin cumplir la semana, su delicada boquita ha dedicado a Podemos la tierna insinuación de que están llenos de caca, desliz freudiano de un contumaz charlatán.

Caca. Hernando ha dicho caca. ¿Para no herir la sensibilidad de la audiencia?, ¿para no parecer grosero?, ¿para adaptarse a los jóvenes oídos del votante de Podemos?. Sólo él puede saberlo, o no. Alguien podría identificar la caca salida de su boca con un acto fallido, una traición neuronal, un desbarre emocional. En su boca, la caca es el reconocimiento en la estructura superficial de las ingentes cantidades de excreciones, detritos, heces y purines de su partido que subyacen en la estructura profunda de su enunciado, según explican Noam Chomsky y la gramática generativa.

Antes de que Pablo Iglesias respondiera, la caca se había vuelto como mierda hacia el Partido Popular en el imaginario colectivo y en la realidad ciudadana. No están dispuestos, ni Hernando ni su partido, a ceder un ápice en la soberanía estercolera que disputan desde hace décadas al PSOE. No es una cuestión de palabras, sino de hechos. Tanto las unas como los otros, hoy, en el gobierno y el PP, son una auténtica, hedionda y descomunal mierda.

4 comentarios el “PePé caca

  1. Son unos cínicos, y ya hace tiempo que ni lo disimulan. El señor de la caca es el mismo que acusó a los familiares de las víctimas del franquismo de acordarse de ellas sólo cuando hubo subvenciones. Este tipo es un puerco al que le encanta revolcarse en la inmundicia (con perdón de los puercos). Un abrazo.

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    • Verbarte dice:

      Si miras a su alrededor, te darás cuenta de que el discurso es repetido mecánicamente por todos los componentes del orfeón genovés, perfectamente dirigido por la batuta de la FAES y acompañado por los solistas mediáticos a su servicio. Es la misma fórmula de la canción del verano que destroza el panorama musical y son líderes fugaces que hacen añicos los oídos de la ciudadanía.

      Salud

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  2. icástico dice:

    Muy bueno. Efectivamente, oratoria cero. Pero no la necesitan, hasta para pedir tranquilidad y sosiego tras el episodio de las bombonas (por muy tranquilos que estuviéramos) necesitan el teleprompter, ¡un mensaje de treinta segundos! El abuso de estos aparatos o de la chuleta papagayo es propio de encefalogramas planos, o los convierte en eso. Ser brillante puede ser considerado una disensión, una salida de tiesto, un afán por sobresalir, un puesto en peligro, en definitiva. Repiten y tripiten palabras y frases para llenar el tiempo. Un verso libre se arriesga a destapar una verdad, en un territorio construido con mentiras; mejor el papelito y todos a decir lo mismo, es la tarifa plana del verbo, la prótesis de la inteligencia.
    Cada vez que se renueva un cargo en el PP hace bueno al antecesor, el banquillo, la cantera de la mediocridad y la ordinariez no tiene horizonte. Creo que lo hacen para provocar, para ofender. Provocan hablando y provocan haciendo. Eligiendo a un portavoz escatológico o subiendo el sueldo a una ex ministra por hacer menos de lo que hacía. Tiran de hemeroteca ajena para ridiculizar al contrario y nunca se detienen en la suya, que la crónica del embuste y la zorrería, la historia del sinvergüenza. Son niños bien, grandes, con perdón de los niños, y unos tristes payasos, con perdón de los payasos. Pero hasta un niño sabe decir “mierda” y un payaso hablar de política.

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    • Verbarte dice:

      España es un país que necesita pasar por el diván. Que la mayoría absoluta del electorado votase a este partido y al otro es un síntoma preocupante, pero es alarmante la cuota de electores que aún mantienen. Se me escapan las razones que mueven a tanta gente a creer en sus palabras y me apena que sean capaces de pasar la vida tropezando, y haciéndonos caer, en la misma piedra.

      El nivel de chulería y el porte de impunidad que muestran asquean. Y siempre hay alguien ajeno a ellos a quien culpar. No es de extrañar que la parte más sana de la sociedad apunte con sus papeletas a una opción cuyo programa es aún desconocido: lo único que se conoce es que no son PP ni PSOE.

      Salud

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