Ante la desorientación, el ser humano dispone de elementos naturales e ingenios artificiales para situar en el espacio el destino de sus zapatos. A partir de la localización del norte magnético de la tierra, la brújula ofrece la posibilidad de elegir cualquier punto cardinal si previamente se sabe el destino deseado. En las zonas polares, donde convergen las líneas de fuerza del campo magnético terrestre, la brújula se torna un trasto inútil.
La aguja magnética de la política española se ha atrofiado al situarse los partidos hegemónicos en dos polos incompatibles con el rumbo ciudadano: el inhumano polo neoliberal y el cenagoso polo de la corrupción. Desorientada, perdida, a la ciudadanía no le queda otra que recurrir al sentido común para decidirse por un camino. Alicia preguntó al gato qué camino debía tomar y éste le respondió que dependía de adonde quisiera ir, y en ésas estamos.
La encuesta de Metroscopia y el barómetro del CIS muestran que la sociedad española ha escogido un camino, Podemos, cuya brújula no apunta a ningún norte y aún así es la opción con más apoyos directos. En este caso, se utiliza la brújula para huir de un inhóspito paraje más que para dirigirse a algún lugar concreto. España carga sobre sus espaldas una dilatada historia de huidas y destierros, de viajes a ninguna parte, de nortes perdidos y caminos truncados.
Podemos, en pleno proceso de eclosión, sin programa concretado, con improvisada estructura, ha atraído las miradas desorientadas de los españoles y sus votos. La desorientación y el miedo han cambiado de bando y la oxidada aguja de la brújula bipartidista es ya inútil para señalar un norte fiable a gente sensata. El sentido común ha puesto rumbo a ninguna parte para huir de tanta corrupción y tanto azote con el látigo de la avaricia y la codicia neoliberal.
PP y PSOE son dos caballos de Troya siameses cuyas huecas entrañas albergaban dos legiones de veteranos franquistas y numerosas cohortes de advenediza tropa con formación liberal y ansias de saqueo. La madera de los caballos se ha agrietado dejando ver su verdadera naturaleza y el pueblo de Troya no ve en ellos más que alimento para una hoguera purificadora. La lectura que ambos partidos hacen de las encuestas es que va a arder Troya, en un intento de amilanar al pueblo traspasándole sus propios, y merecidos, miedos.
Caminan los gurús bipartidistas y sus sicarios mediáticos guiados por el norte de la preocupación. Les preocupa perder el control de sus brújulas trucadas y recurren al miedo como argumento dibujando un programa apocalíptico en las intenciones de Podemos. Es cierto que la población tiene miedo, pero no a lo desconocido, sino a quienes han delinquido con descaro, a quienes han universalizado la pobreza, a quienes usan porras y multas para vencer sin convencer, a quienes han hecho de la mentira y la manipulación el eje de sus programas.
El votante de Podemos es diverso, muy diverso, audaz, joven de cero a ochenta años, informal, atrevido, reflexivo, indignado, de la calle, un votante del siglo XXI en busca de una brújula que no mienta, que no le pierda, que no le estafe. El votante de Podemos es consciente de la peligrosa fuerza que tienen los cajeros y los amos. Sabe, ya lo ha anunciado Barclays, que no lo van a poner fácil, pero el voto es libre y el sentido común advierte sobre qué no hay que volver a votar. También sabe que el recurso a las armas aguarda emboscado tras los escaños.
A pesar de la corrupción y de lo que digan las encuestas, me temo que el votante del PP seguirá votando a los suyos incondicionalmente. Son así.
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Entraría en la cábala de lo milagroso que la bolsa adinerada, la mística, la uniformada y la nostálgica, votasen en contra de quienes las representan en las instituciones. Algún caso habrá, pero sus 4 ó 5 millones de votos son casi fijos.
El PP ha cuidado muy bien ser el único partido de las derechas (la normal y la extrema) y eso es lo que lo mantiene en pie.
Salud
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Reblogueó esto en nexuxseis.
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