La vivienda es un derecho constitucional de pago mensual y constante al casero, particular o bancario. La diaria necesidad de comer se abona en efectivo, a débito o crédito. La salud es una amenaza con contrato indefinido cuando la economía del paciente está exangüe de liquidez. El trabajo es un derecho constitucional que a la mayoría apenas le da para cubrir otros derechos y necesidades… cuando da.
Hasta la crisis/estafa, trabajo, derechos y necesidades eran la calle y las aceras que conectaban el presente y el futuro de las personas con mayor o menor seguridad y acierto. La estafa ha destruido el pavimento y eliminado acerados a escala global en países con capacidad de recuperación. Se ha socavado el presente de la mayoría para garantizar el futuro de una minoría, se ha precarizado al 99% para afianzar al 1%.
La crisis, la estafa, ha levantado el asfalto en el sur de Europa. Los pies caminan sobre aristas laborales dejando un rastro de angustia ciudadana, de necesidades renunciadas y derechos esfumados. Los pasos buscan piso firme para recuperar el ritmo perdido y sólo hallan desniveles que hacen clavar en el hostil suelo las rodillas por caída o humillación. El páramo, hasta hace poco calle, ofrece un horizonte gris sin aceras, sin futuro.
La España que ha rescatado las autopistas, la que trabaja para el 1%, advierte que acabó la crisis y que la recuperación ha llegado. Desde el suelo, de rodillas, el 99% se levanta, para sostener esa recuperación, para empujar el carro, para trabajar medias jornadas acaso, durante un par de meses, por escaso salario. Se está creando empleo a ritmo extraordinario para aumentar, únicamente, la riqueza de corruptos, banqueros y empresarios, la de unos cuantos.
Feliz se muestra el presidente en su santuario, feliz y complaciente con quienes esquilman el público erario con evasiones, con fraudes y engaños, con oscuros negocios y comisiones a las que su partido no hace ascos. Han salvado a España, pregonan en los telediarios, y es obligación de los españoles ser felices y celebrarlo. Vende Rajoy, el presidente plasmado, la peculiar recuperación como preludio de un voto recuperado que le permita repetir mandato.
La única felicidad y las únicas celebraciones en estos tiempos aciagos son las de Botín, las de Rosell, las de Rouco y las de los mercados. Unos celebran sus ganancias, otros la oficialidad de sus rosarios y juntos confían en los votos gregarios para mantener a un gobierno reaccionario que pactaría con el PSOE de ser necesario. Mientras, la ciudadanía, la parada y la explotada, se hace las mismas preguntas a diario: ¡¿De qué diablos hablan?! ¡¿Qué coño están celebrando?!
La crisis era eso: poner un lazo al cuello ciudadano y apretar para asfixiarlo. La recuperación pregonada consiste en destensarlo, aflojar lo justo y necesario para mantener la fuerza de trabajo de rodillas, con los pies despellejados, con un presente de derrota e hiel y un futuro renunciado. El sondeo del CIS presagia bipartidista pacto ante el empuje de la dignidad en las urnas. Tal vez el pueblo prefiera morir de pie a vivir arrodillado.
Es exactamente como lo cuentas. No hay que darle más vueltas, y el que no quiera verlo es porque es cómplice del daño causado.
Tengo la sensación creciente de que (aunque, desde luego, hay mucho borrego) quienes ocupan los puestos de poder están representando sus últimas funciones. No sé cómo acabará la cosa. Tiemblo de sólo pensar en la reacción de los reaccionarios, pero esta pesadilla tiene fecha de caducidad. Resulta inconcebible que los españoles decidan continuar ahorcándose con el cinturón de ese 1% que se enriquece con nuestra miseria. Les queda poco más de un año. Saludos.
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La reacción ya la estamos viendo con el atraco electoral que prepara Rajoy una pieza más en la reconstrucción del viejo régimen que lleva a cabo el PP. Cospedal fue la punta de lanza en la demolición de la democracia sin que haya pasado absolutamente nada.
Tanto los modos del PP como el lenguaje de sus voceros no presagian nada bueno para España, todo lo contrario. Las trincheras franquistas vuelven a estar preparadas.
Salud
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Me pregunto qué porcentaje de esa ciudadanía explotada y parada todavía tiene la humorada de seguir votando a quienes nos han hecho retroceder décadas hacia el pasado. ¿Cómo es posible que las encuestas digan lo que dicen?. O mienten, (lo más probable) o hay demasiados estómagos agradecidos (malo) o hay más ignorancia, por no decir otra cosa, de la que nos pensamos (entonces, apaga y vámonos…).
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Según el CIS, hay un 30% para el PP y un 21% para el PSOE que incluyen el voto ciego de militancia y agradecidos. No obstante sigue siendo un porcentaje conjunto demasiado alto para el daño que han infligido al país. También hay mucho voto políticamente analfabeto.
Salud
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