La España bolivariana de Rajoy

elPerich

Jugar con el lenguaje es peligroso y utilizarlo como arma puede ser contraproducente. En España, el Partido Popular habla de dictadura con preocupante ligereza y hasta se permite desligar al franquismo de su siniestro significado. A nada que alguien se muestra contrario a su pensamiento, proceden a la yerra y le aplican la palabra “dictadura” con verbo incandescente, a ser posible en la frente. Para el PP, medio país es ETA y el otro medio bolivariano.

Los fantasmas de la dictadura y el terrorismo son sus cebos preferidos para sacar del pantano político y social a cualquier especie que perturbe el ecosistema de carroñeras gaviotas y puños con agostadas rosas. Como en una dictadura, han sacralizado el pensamiento neoliberal y presentan como enemigo del régimen todo disenso, duda, o discrepancia. Floriano, Santamaría o Aguirre producen dentera intelectual al pronunciar la palabra porque suena a ellos mismos.

En la España bolivariana de Rajoy, se ha subrogado el interés general al particular de las élites dominantes. Parte del pueblo pasa hambre, aun disponiendo de trabajo, porque la mafia energética, la del ladrillo y la bancaria, extraen de su bolsillo más dinero del que la patronal está dispuesta a pagar por un trabajo. La diferencia con Cuba o Venezuela es que allí las tiendas están vacías, no como aquí, que se pasa hambre estando llenas. Una dictadura es, para ellos, un escaparate vacío.

En la España bolivariana de Rajoy, un militar accede a la jefatura del estado sin consultar al pueblo, por vía consanguínea, recibiéndola de su militar padre que la heredó de un sanguinario general. La notable diferencia con la dictadura cubana es que Castro derrocó al dictador Batista con el apoyo del pueblo y Franco aniquiló la democracia republicana con el apoyo de las élites que aún exprimen a España. Una dictadura es, para ellos, un barbado militar sin cetro ni corona.

En la España bolivariana, el gobierno ha secuestrado los medios de comunicación públicos por decreto, se censuran simples y jocosas viñetas (El Jueves) o no se publican (Huffingnton Post). La televisión bolivariana española es un duopolio en manos amigas del poder y en prensa y radio el libro de estilo lo escriben los grandes anunciantes con silencio y manipulación a la medida justa de sus intereses. Una dictadura es, para ellos, la voz de su amo si no es liberal.

La España bolivariana reprime con dureza la disidencia, la exhibición de símbolos estigmatizados y encarcela a manifestantes y sindicalistas. Su bolivariano ministro del interior persigue policial y judicialmente a desafectos en las redes sociales. La policía bolivariana española hace muescas en las escopetas, por cada ojo vaciado y testículo reventado, y en las porras, por cada brecha abierta, por cada cuerpo golpeado. Una dictadura es, para ellos, un estado policial sin dios que lo mande.

La España bolivariana no aparece, como Venezuela, en los informes de la ONU entre los países que más han reducido la pobreza y la desigualdad y tampoco, como Cuba, está libre de desnutrición infantil según ha certificado Unicef. La España bolivariana es el país de la OCDE donde más ha aumentado la desigualdad social y 2.306.000 niños padecen pobreza y malnutrición. Una dictadura es, para ellos, negar a la infancia hambrienta la ilusión de un McDonald’s.

La España del Partido Bolivariano Popular empeorará a nada que la condesa lideresa se haga con el poder. Ella condena las dictaduras que tan bien conoce por comerciar con ellas su bolivariano partido.

 

2 comentarios el “La España bolivariana de Rajoy

  1. Blas Serés dice:

    Lo del chiste del Perich lo constato no solo en España, también en gente que han venido de los países del este, ante mi interés por el resultado de la economía en sus respectivos países desde la desaparición de la URRSS, me decían: Mira, antes hacíamos cola para surtirnos de alimentos, ahora no nos hace falta hacer cola, no podemos adquirirlos. Como todos los chistes del Perich, algo serio. En cuanto a lo que se dice gobierno de este país, es un favor que no merece hablar de bolivariano, en Venezuela es posible un referéndum revocatorio, si aquí existiera y el muy demócrata Mariano tuviera a bien ponerlo en marcha, no duraría ni el final del recuento de las papeletas. Si el término neo liberalismo, significa agarrarse como un pulpo con todos sus tentáculos a las ubres del estado, si efectivamente, eso lo representa perfectamente el PP, da lo mismo para lo que se use el estado, para engordar la banca o las compañías del IBEX, para forrarse ellos y los que los sustentan, para babear con la Merkel y la Troika, o refocilarse en la amistad de Obiang. Huelga comparar este régimen con nadie en el exterior, solo hay una comparación posible, el Régimen del Movimiento de quien son dignos sucesores.

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    • Verbarte dice:

      No es que sean sucesores, es que son los mismos. A Rajoy, el espejo de Blancanives le respondería cada mañana «No hay un dictador populista más grande que tú».

      Efectivamente, el neoliberalismo consiste en apropiarse de lo público sin más y convertirlo en monopolio para garantizar su rentabilidad. La competencia brilla por su ausencia en el mercado y es la verdad última de la ideología neoliberal: debe existir la propiedad privada concentrada en cuantas menos manos mejor.

      Salud

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