Mantras sostenibles y posibilidades

sostenibilidad

Los mantras son sílabas, palabras o frases que se recitan para invocar a una divinidad. De su efectividad nada se sabe, pues no suelen los dioses responder si no es a través de sacerdotes o personas tocadas por la divinidad que, en ambos casos, más responden a intreses terrenales que a una voz divina. Interpelar a los dioses ha sido una constante en la historia de la humanidad y los poderes establecidos en diferentes épocas se han apropiado de las respuestas presentándolas como dogmas.

En los años 80, el sacerdote Reagan y la sacerdotisa Thatcher entregaron sus vidas, una vez disuelta la competencia comunista, a evangelizar el mundo con la doctrina neoliberal. Como toda evangelización que se precie, lo hicieron por el tradicional método de la imposición forzada y el martirio de quienes mantenían sus creencias en otras confesiones, sirviéndose para ello de la deuda externa como pecado y del Banco Mundial o del FMI como tribunales inquisidores.

De sobra es conocido que los estados se financian a través de los impuestos que recaudan a sus ciudadanos y así atienden sus necesidades básicas como la sanidad o la educación. También es sabido que parte de la financiación procede del dinero que prestan los mercados y que contribuye a satisfacer otras necesidades, más superfluas que primarias, como la construcción de deficitarias autopistas de peaje o el mantenimiento de una curia estatal desmesurada, unas diócesis autonómicas desmedidas y unas parroquias provinciales desproporcionadas donde se colocan profesionalmente verdaderas legiones de acólitos partidistas.

En la atención de las necesidades superfluas, el gasto pasa de la categoría racional a la suntuaria con el aval interesado de ministros, consejeros, delegados provinciales, concejales o directores generales. De toda adjudicación pública o concesión administrativa, se deriva una actividad económica que produce algún beneficio social, demasiado beneficio empresarial, bastante beneficio político y opacos beneficios partidistas. Así lo demuestran la Gürtel, como antes Filesa, y los cientos de casos de corrupción que pudren la democracia.

Desde que la estafa neoliberal se presentó como crisis, los gobernantes ya no hacen las cosas porque las necesite el pueblo, sino porque los mercados las imponen. El mantra de que “hemos vivido por encima de nuestras posibilidades” se ha convertido en un dogma y ha sido asumido como el misterio de la Santísima Trinidad por un pueblo más partícipe de la ceguera de la fe que de su propia capacidad racional. La realidad habla y dice, a quien quiera escucharla o verla, que han sido los especuladores políticos, financieros y empresariales quienes han vivido, y siguen viviendo, exageradamente por encima de las posibilidades de la ciudadanía.

El otro mantra, repetido hasta la saciedad desde los púlpitos neoliberales, es el de la sostenibilidad, dogma equiparable al misterio del inmaculado embarazo de una virgen. “No es sostenible el gasto en sanidad y educación”, sufragado con múltiples impuestos que gravan la vida cotidiana, pero sí son sostenibles por el estado la banca usurera y fraudulenta o los ilegítimos intereses de la ilegítima deuda pública contraída en ilegítimas y leoninas condiciones. No es sostenible un sistema que acumula todo el dinero en un único bolsillo tramposo, cruel y hasta criminal.

Amén de los mantras, el neoliberalismo defiende sus dogmas con la existencia de un diablo tan falso y manipulador como su dorado y metálico dios. Sus sacerdotes alertan sobre un comunismo de hambre, ante una realidad de supermercados vacíos de comida, para defender su propio sistema de hambre ante una realidad de supermercados llenos de comida. Otra realidad sería posible si la ciudadanía reaccionase y se negara a ser sujeto pasivo de la estafa, una ralidad posible y sostenible.

Un comentario el “Mantras sostenibles y posibilidades

  1. pika6 dice:

    Gracias por el e-mail, la pesadilla continúa,los privilegiados económicos también Saludos Paco

    Enviado desde mi iPhone

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