No deja de ser anécdota, pero en España, este país excesivo y barroco, la enorme gotera del Congreso de los Diputados adquiere los rasgos alegóricos de múltiples metáforas. Queda como anécdota la gotera física puesto que la obra está en garantía y el gobierno no dudará en exigir su inmediata reparación y una indemnización por los daños materiales y de imagen causados. ¿Cuánto vale la imagen negativa infrigida a la Marca España, tras una reforma de 4’5 millones de euros, por unas imágenes que han dado la vuelta la mundo?
El agua caída del techo del Congreso podría interpretarse como la descarga de una cisterna para limpiar la inmundicia de la corrupción representada por una parte de las señorías sin señorío que ocupan el fondo del inodoro parlamentario. Pero no, falsa alarma, las heces de Bárcenas y los ERE volvieron a flotar sobre los escaños una vez que la cisterna dejó de gotear. Situaciones captadas por las miradas, los oídos y los artilugios electrónicos de una delegación de empresarios taiwaneses que asistieron al peculiar tsunami interruptus «made in spain».
También podría tratarse de una premonición de las lágrimas provocadas por los gases lacrimógenos con que la extrema derecha atacó la celebración de la Diada en la sede del Gobierno catalán en Madrid. Tras la escalada de ardor franquista exhibida por Nuevas Generaciones, y parte de las vieja generación del PP, a lo largo del verano, una violencia y unas armas algo más que preocupantes han acompañado a las banderas con el águila de San Juan, los saludos fascistas y el Cara al sol. El techo del Congreso parece haber derramado tardíamente las lágrimas que no brotaron en su día de los ojos practicados por balas golpistas en el mismo lugar.
Fuera del Congreso, un goteo de personas ha formado un arroyo humano que ha cruzado Cataluña de norte a sur para que el mundo visualice sus demandas. Paralelamente, Mas y Rajoy negocian en una intimidad opaca el trasvase de caudales desde la administración central a la autonómica reduciendo las reivindicaciones catalanistas a un mero y rastrero intercambio de divisas que nada tienen que ver con las banderas. CiU y PP pagan sus escarceos con sendas caídas en las encuestas.
Las goteras, en sentido figurado, aluden a las mermas que el paso del tiempo va dejando en los cuerpos de las personas. La democracia española no tiene una edad avanzada y su cuerpo, aún en formación, presenta un amplio menú de goteras posiblemente a consecuencia de esa cesárea deficientemente practicada que recibió el nombre de Transición. La forma de gobernar y la práctica política de los sucesivos gobiernos del PSOE y del PP a lo largo de veinticinco años han abierto una vía de agua en el casco de la nave democrática menos perceptible pero más grave que los atorados conductos del Congreso.
En el parlamento han instalado un gotero para administrar a la ciudadanía, vía decreto, una eutanasia muy por encima de sus merecimientos, muy por debajo de sus posibilidades. Inhibidores de derechos y morfina económica bajan rítmicamente por las cánulas del BOE hasta las venas de un pueblo desahuciado que sólo aspira ya a una vejez de beneficiencia como antesala de una caritativa muerte. Las gotas de pobreza enajenadas a la inmensa mayoría son el caudal de riqueza en el que nada una selecta minoría, la misma de siempre.
El agua caída en sede parlamentaria es una inundación en ciernes, el emblema de un país que hace aguas, la crónica visual de un naufragio anunciado donde la juventud acude a Europa en patera, la justicia navega en cayuco y los españoles aguantan el oleaje en zataras. España hoy sólo dispone de una lánguida flota para pescar raspas y conchas con que saciar el hambre. La armada invencible es hoy vencible y previsible.
Que puedo decirte… Creo que cada día te superas. Gracias , leerte me hace sentir muy bien y además estar al corriente de todo. Mas gracias.
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Gracias a ti, Julita. Tus palabras refuerzan las mías.
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[…] nuestra democracia tiene más goteras que el Congreso de los Diputados, necesitamos confiar en la Justicia. Si jueces y magistrados nos ofrecen dudas, al menos, seamos […]
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¡
Genial, como todo lo tuyo! (Perdón por el tuteo, pero ya eres como de la familia). Gracias-
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Un texto sólo es satisfactorio cuando satisface a un lector.
Gracis, Guillermo, por leer y por pensar.
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