“Ejemplar” fue la etiqueta para vender en su momento el tránsito de una dictadura a otro sistema político por el hecho de que la operación se realizó sin sangre, sin enfrentamientos civiles o militares, sin que se alterase el pulso cotidiano del país. Causó asombro y admiración la Transición española, más en el interior que en el exterior del país, más en una población aún temerosa que en los círculos del poder donde se habían diseñado las formas y contenidos que a continuación fueron bautizados como monarquía parlamentaria, dos conceptos antitéticos de compleja racionalidad.
La ausencia de violencia fue la más notoria señal de que la sociedad seguía atenazada por el miedo a revivir uno de los capítulos más negros de su historia, tan reciente que muchos de sus artífices seguían en activo. Se ofreció una amnistía como sucedáneo de un perdón catárquico e imprescindible que fue hurtado a la ciudadanía y que nunca llegó siquiera a plantearse. El juego de los miedos se impuso sobre el juego de la paz con operetas de ruidos de sables cuya puesta en escena contribuyó a asentar la monarquía, en el imaginario colectivo, como salvadora de la patria.
Los poderes económicos del franquismo se situaron en la base económica de la democracia y parte de la clase política curtida en las cortes franquistas continuó su papel en los escaños surgidos de las urnas. Figuras franquistas ocuparon las listas electorales de Alianza Popular (Fraga, Fernández de la Mora, Silva Muñoz, Martínez Esteruelas, López Rodó o Licinio de la Fuente) y las de UCD (Adolfo Suárez, José María de Areilza, Pío Cabanillas, Abril Martorell o Martín Villa), un aviso de que los jinetes de la dictadura seguían cabalgando en España.
La mayor contribución a la modélica Transición fue la renuncia del PSOE a su ideología y la firma del armisticio por parte del PCE para aceptar una monarquía impuesta por Franco como forma de convivencia. Lo dífícil estaba hecho: el franquismo se trasladó de las Cortes Españolas al Congreso de los Diputados y se mantuvo oculto en la formalidad democrática durante décadas, justo hasta el momento en que las heridas abiertas por la dictadura solicitaron cicatrizante para limpiar cunetas y fosas comunes. Hubiera sido ejemplar un gesto solidario para consolar a miles de familiares de represaliados que han sido ejemplares solicitando únicamente un lugar donde llorar. Hubiera sido ejemplar y democrático. Hubiera.
Es a partir de ahí, de considerar como afrenta recordar a un muerto, que el silencio se ha roto por parte de quienes ya no dudan en reclamar el Glorioso Movimiento Nacional como auténtica raíz de la planta que ha mantenido vivo algo más que su recuerdo. El Partido Popular y sus medios de propaganda han llevado a cabo una estrategia siniestra y vergonzante. Primero, la aceptación silenciosa de la democracia como disfraz; luego, marcar a la ciudadanía como “enemigo comunista y radical»; y ahora, la eclosión franquista de Nuevas Generaciones y de no pocos cuadros del partido con el incondicional apoyo de la nueva prensa del Movimiento.
La oposición radical por parte del Partido Popular a la Ley de la Memoria Histórica y su defensa a ultranza de la permanencia de símbolos franquistas en el decorado de la convivencia adquieren su siniestro y verdadero significado ahora. No se trata de que esta Ley abriera heridas del pasado, sino de que pudiera cerrarlas digna y definitivamente, cosa que parece molestar al amplio segmento franquista del PP desde el momento de su publicación en el BOE. El PP necesita esos símbolos y esas heridas abiertas como aviso a navegantes, como una ventana de los horrores abierta al pasado que la modélica Transición no quiso cerrar.
La orgullosa e impune exhibición de banderas y saludos fascistas, la criminalización y la represión de la sociedad simplemente por opinar de forma diferente a ellos y las palabras de algunos de sus cargos públicos, son el pus que infecta la herida nunca cerrada en una sociedad, la española, que se creía en democracia y está comprobando que ésta no goza de buena salud. El peor de los síntomas son las justificaciones del aparato partidista que nos gobierna y su cierre de filas en torno a la defensa de la memoria de una impune dictadura asesina.
El pueblo español, es muy distinto al pueblo de la época de la república. La cicatriz sangrienta que dejó el fascismo, costará muchos años cerrarla con una nueva savia, que el franquismo renovado, se encarga de amansar, y asustar., tal y como siempre lo han venido haciendo. No son inteligentes; son soberbios con mucha maldad en sus entrañas. Siguen convencidos de que todavía están en la misma época triunfal.Se las dan de demócratas y ellos mismos se delatan,saben muy bien que no son demócratas, sino dictadores disfrazados. que estan convencidos de que estánen el glorioso movimiento triunfal, por dios y por España. Todavía lo tienen presente, y no dejan otra opción.
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Hoy por hoy, el PP está siguiendo paso a paso el decálogo manipulativo de Goebbels. Calumnian para que algo quede y mienten reiteradamente para que sus falacias se asienten como verdades en parte de la población.
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Exacto.Siempre he pensado eso. Acusan al contrario de lo que se les ha acusado a ellos, con o sin razón (habitualmente sin razón, por supuesto) y con ,mayor virulencia. Desde que Aznar mintió para conservar el poder tras el atentado de los trenes, no hicieron otra cosa que acusar a Zapatero de mentir y engañar a la ciudadanía… Llevan a cabo su estrategia corrupta porque, efectivamente, no han cortado amarras con la corrupción sistemática del franquismo: Gurtel es franquismo puro, el franquismo redivivo que Aznar impulsó nada más llegar al poder…
En todo caso…, hoy no tendrían el apoyo de Alemania e Italia, tampoco de Marruecos…, ni contarían con la pasividad del resto del mundo. Hoy las cosas serían de otra forma: no ganarían, serían derrotados y ajusticiados…
El verdadero drama que vivimos hoy es el de la desunión de la izquierda. Culpa del PSOE y culpa de IU. Andalucía nos muestra el camino para sacudirnos la caspa de la reacción.
Salud.
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Por ahí van los tiros. De todas formas, las mayorías absolutas -de uno u otro signo- no llevan sino a absolutismos como el que estamos viviendo hoy. La ventaja que tiene la derecha es que el PP lleva la ultraderecha incluida en sus siglas, en su ideología y en su Consejo de Ministros.
La cosa puede empeorar si Esperanza Aguirre se hace con el poder, cosa que no está muy lejana.
Salud.
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Es cierto. No fue una transición, fue una entrega total de los frutos obtenidos durante las luchas antifranquistas. Sin embargo, pregunto. En realidad, el pueblo español estaba en el año 1977, en condiciones de derribar al franquismo que tenia, todo el poder, incluso el poder judicial’? Radicalmente, NO. Era conveniente, seguir con la lucha interminable, que ya nos costó generación y media, No lo se. De cualquier forma,,tanto el PCE que fue el que peor parte se cargó en la lucha antifranquista, como el PSOErenovado, en el que habian franquistas dentro, pensaron que seria el comienzo de un nuevo tipo de lucha menos incruento y mas efectivo. asain embargo, , no supieron valorar, que en el franquismo habian elementos que se encargarian de segur introduciendo el miedo que la ciudadanía ya venia teniendo antes del año de la transición, y que como bien cdices en tu artículo, supieron amoldarsen a un nuevo sistema franquista, desde el parlamento, con un jefe de Estado que el dictador dejo como garantia de la continuación de todo el poder franquista, que hoy tenemos despues de mas de treinta años.
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A la ciudadanía de finales de los 70, el miedo les venía impuesto de cuarenta años de aprendizaje. Los partidos políticos de izquierda fueron aleccionados desde el exterior para permitir un continuismo que favorecía los intereses de las potencias que habían dado el visto bueno al franquismo. Este continuismo se forjó a través de quienes se suponía que deseaban una democracia plena y por quienes esperaron su momento, el actual, para corregir cualquier desviación participativa que otorgase al pueblo capacidad de decisión y de opinión. En esas estamos.
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A mi lo de este país cada vez me causa más vergüenza y asco, mezclados a partes iguales. Es cierto que esa herencia franquista, retrógrada, injusta, caciquista, esclavizadora, señorial, mentirosa, farsante, manipuladora y asesina aún esta presente. Su hedor puede respirarse en las declaraciones, gestos y leyes de nuestros malparidos gobernantes. Que pena que la mayoría aún vaya por ahí con la pinza de la ropa en la nariz alabando el olor de esta democracia tan mal disfrazada.
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Este país no da ni para medio sainete. De Bienvenido Mr. Marshall o La Escopeta Nacional, hemos pasado a Raza.
España es diferente, como se publicitaba durante el franquismo, a cualquier modelo social de su entorno, incluida Portugal.
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Para quienes pusimos nuestro grano de arena en forma de manifestaciones no exentas de peligro físico real, las sucesivas renuncias de la presunta izquierda fueron auténticos rejonazos, peldaño a peldaño hemos ido bajando de aquella ilusión de aquella democracia que pronto vimos mendaz, al final de tu acertado escrito dices que esta democracia no goza de buena salud, no, no es que no goce de buena salud, con la complicidad de la llamada izquierda no es que naciera muerta, fué un aborto.
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Más que un aborto, cabe hablar de una adopción envenenada de la hija bastarda del franquismo.
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Una chorrada más. No será esa la opinión de los historiadores futuros.
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Habrá historiadores para todos los gustos. El señor Aznar ya demostró lo que el poder puede hacer para que una Academia de la Historia escriba a la medida de quien le hace el encargo. En fin, habrá que seguir prestando atención a los historiadores extranjeros para enterarnos de lo que ha pasado en España y, con miedo lo digo, de lo que pueda pasar.
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