El tren de la solidaridad

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Los desastres, la muerte sin duda el peor de ellos, modifican los hábitos y las conductas cotidianas de quienes los sufren en primera persona hasta extemos insospechados, también la sociedad en su conjunto altera sus rutinas ante una catástrofe. Los sentimientos y las conciencias se agitan a nivel individual y social sorprendiendo a las personas con acciones y reacciones a veces desconocidas por sus propios actores. Dolor, desesperación y duelo son los efectos íntimos más notorios y la solidaridad es la respuesta social por excelencia.

El descarrilamiento de un tren en Santiago y sus demoledoras consecuencias ha vuelto a demostrar que la sociedad española está sobredotada para ejercer la fraternidad. La sociedad española, de forma anónima y voluntaria, de nuevo ha reaccionado ejemplarmente situando la colaboración y el socorro por encima de los luctuosos efectos y las hipotéticas causas del accidente. El tren de la solidaridad ha circulado con una precisión y una velocidad muy superiores a las de cualquier AVE.

Antes de que las televisiones nacionales reaccionaran, los bomberos habían abandonado su huelga, las batas blancas recortadas o desempleadas poblaban los pasillos de los hospitales, la policía hacía causa común con la ciudadanía y cientos de personas saltaban sobre los vagones o formaban una kilométrica cola ofreciendo sus solidarias venas para arrebatar vidas a la muerte. El pueblo español, una vez más, ha superado con creces la ingrata tarea de aliviar y minorar un desastre tan cruel e inoportuno como irreversible.

El pueblo español no necesita organismos oficiales para exportar con orgullo lo que sin duda debiera ser la base de la Marca España: la solidaridad. El mundo conoce, sin alardes publicitarios, el nivel de este país en donaciones de sangre o de órganos, su capacidad para cooperar al desarrollo del llamado Tercer Mundo o su extraordinario tejido de asociaciones sin ánimo de lucro que atienden a todo tipo de personas desatendidas por el sistema. El mundo conoce y aprecia la solidaridad española.

En Santiago descarriló un tren cubriendo de muerte y dolor a todo un país. La misma noche también descarrilaron las televisiones cubriendo de incompetencia lo que era noticia a nivel mundial. Hace tiempo que las televisiones trocaron la información por opinión, que sustituyeron periodistas por tertulianos y que cubrieron las calles con becarios más pendientes de no meter la pata que de hacer bien su trabajo. Todo se resume en las palabras de Paolo Vasile al afirmar sin tapujos que en Tele5 no hay periodistas, sino opinadores. En las demás, igual, incluida RTVE.

RTVE ha pasado de servicio público a servicio de propaganda, ha sustitudo a experimentados profesionales por militantes, perdiendo en dos años el norte periodístico y la audiencia. La CNN y la BBC informaban del accidente una hora antes de que TVE utilizara un banner de texto a pie de pantalla para contar la actualidad, dos horas antes de que el canal 24 Horas de TVE ilustrase la noticia con imágenes del accidente de Chinchilla ocurrido en 2003. En Facebook, un tabajador de TVE se quejaba: “En 5 minutos de Twitter me he informado mejor que en 15 minutos del informativo 24 horas de Tve”. Eran las 22’35. La cobertura al día siguiente dejó un rastro de chapuzas con continuados errores en rótulos y conexiones. TVE ya no es un servicio público. No.

En las privadas, los mismos opinadores que descuartizan diariamente a Bárcenas, a Griñan, a la Pantoja, a la Duquesa de Alba o a José Bretón, alimentaban el morbo y mostraban casquería. Una psicóloga rogaba desde las mismas vías: “dejen en paz a las víctimas y a sus familiares”. Reprodujeron en bucle las imágenes del descarrilamiento y algún trozo de carne asomando bajo una manta. Apuntaron culpabilidades antes de que se investigue a fondo. Su negocio es el morbo y la carne, la humana es la más cotizada.

 Las televisiones andan ya a la caza de familiares destrozados y milagrosas salvaciones para ganar audiencia y dinero. En la vía muerta de la política ya han empezado los unos a culpar al gobierno de Zapatero y los otros a responsibilizar al gobierno de Aznar. La anécdota del día fue la nota de pésame de Rajoy, transmiendo su más sentido pésame por los efectos del terremoto en Gansu; a la altura de su televisión, muy por debajo de su pueblo.

Lo único que se salva en esta jungla es el clamor de la solidaridad.

18 comentarios el “El tren de la solidaridad

  1. Juan dice:

    Aprendo siempre que entro en este blog.

    Lo que se expresa en esta entrada es cierto y hace preguntarme por varias cuestiones. La solidaridad que tanto se expresa en tragedias como esta y en otras mas cotidianas no se corresponde con la actitud pasiva y de derrotada en la defensa de derechos o para denunciar los atropellos con los que el poder nos maltrata a diario. En relación con la prensa: ¿quién hizo morboso a quién, los medios a los ciudadanos o nosotros a los medios? Si Tele5, ABC y La Razón están entre las cadenas más vistas y los periódicos más leídos, alguna responsabilidad tendremos como sociedad. Si TVE ha vuelto a la época más deplorable, ¿nos lavamos las manos? Por otro lado, somos fáciles de complacer, personifiquemos en alguien la responsabilidad de la tragedia. Sabemos que hay una caja negra con datos suficiente para determinar muchos aspectos, pero urge poner rostro al culpable. No perdamos tiempo, la prensa ya tiene su presa; no la soltará.

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    • Verbarte dice:

      Pide a tu vecina que te acerque a urgencias y lo hará sin dudarlo. Pídele en cambio que firme un escrito para solicitar mejoras en la calle al ayuntamiento y tal vez te responda que «no se mete en política».

      Cuando se trata de educación, raramente es el alumnado el que determina la calidad del profesorado o del sistema, por mucho que una profesora o un maestro se escuden en la actitud de la clase para esconder sus propias carencias.

      Salud.

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  2. Excelente, Verónica. No tengo nada que añadir. Es así, tal cual. Me encantaría que esa solidaridad necesaria, espontánea, que nace fruto de la empatía, del amor al prójimo, si se me permite el guiño religioso, aflorara para defender cuestiones menos trágicas pero que en no pocos casos también están recortando la vida de las personas. Para ayudar en un accidente terrible nadie duda, como debe ser, como haría cualquier persona biennacida, pero para defender la sociedad que tantos años, tanta lucha, también tanta sangre, ha costado construir, nos lo pensamos dos, tres, cuatro y las veces que haga falta. Un abrazo y mucha fuerza a todos los afectados por el accidente.

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    • Verbarte dice:

      Vemos la tragedia sólo cuando merodea la muerte violenta. Los recortes, los salarios y todo lo demás es una muerte a largo plazo, silenciosa, pero igual de trágica y no, no reaccionamos ni a la de siete. Salud.

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  3. Jorge dice:

    De acuerdo contigo en todo, salvo en una cosa: no fue el pueblo español el solidario. Fue el pueblo GALLEGO. El pueblo español lo será en otros asuntos, pero en éste, porque le tocó a él, fue el Pueblo Gallego el que se movilizó y solidarizó, y de una manera muy definitoria de la personalidad de los gallegos.

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    • Verbarte dice:

      Mayoritariamente gallego, de acuerdo. No creía necesario recordar el desastre del Prestige y la marea antichapapote que se desplazó a Galica desde cada rincón de España. Creo que había, entre los accidentados y quienes acudieron a prestar ayuda, gente de muchas procedencias no necesariamente gallegas. No es cuestión de pedir el DNI en casos como éste para reivindicar las raíces. Los pueblos de España (gallego, vasco, asturiano, cántabro, aragonés, catalán, valenciano, castellano, murciano, extremeño, madrileño, andaluz, riojano, balear, canario, melillense o canario) no suelen mirar estas cosas cuando de practicar la solidaridad se trata. Salud.

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      • Jorge dice:

        No, es que no era mayoritariamente gallego. Era gallego, y punto. Luego algunos de esos gallegos que se solidarizaron (porque estábamos hablando de la sociedad que se movilizó, recuerda, no de los accidentados) se sentirán españoles, y otros muchos, no. Pero seamos exactos y precisos y sobre todo no faltemos a la verdad, y la única certeza es que eran gallegos. Galicia NO es «un pueblo de España». Basta ya de faltar a la verdad. Es una nación con una lengua y una cultura propias, trazadas a lo largo de cientos de años, que, en un momento de su historia, y después de tener un reino propio y una lengua culta, el gallego-portugués, referente de la lírica de toda Europa, se vio sometida por una Castilla, después llamada España, que la humilló y empobreció hasta límites inconcebibles (y de los que aún estamos viendo las consecuencias).

        No me cabe duda de que el pueblo madrileño, que es también el mío, pero no por ser administrativamente «español» (que no de corazón, no me siento español), sino por parte de madre, se hubiera movilizado también. Sé de sobra que hubo una oleada de solidaridad con Galicia desde todas partes de la península. Esto no se trata de competir en solidaridad. Pero seamos exactos, digamos la VERDAD, que fue el pueblo gallego el que se movilizó, y no lo tapemos bajo el manto de una España de la que Galicia no es una «región», y que además constituyó siempre «a nosa ruína». No restemos mérito a los gallegos ni escondamos pudorosamente el nombre de Galicia, que es la que merece los honores en este caso.

        Para que lo entiendas: http://www.lavozdegalicia.es/noticia/opinion/2013/07/29/pequeno-gran-pais/0003_201307G29P21992.htm

        E a Terra non se leva no DNI, lévase no corazón.

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      • Verbarte dice:

        Rectificar es de sabios. El pueblo gallego, uno de los muchos, junto al portugués también, que componen el mosaico de la península. Creo que también es de justicia admitir la presencia de alguna persona no gallega que participara en las tareas de rescate y de socorro, aunque les cogiese allí de vacaciones o por motivos laborales. Insisto en que la solidaridad no tiene banderas como se demostró en el desastre del Prestige.

        Salud.

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      • Jorge dice:

        Así mejor 🙂 (en respuesta a tu último comentario, que no me deja responder)
        Gracias, compañero.

        Una gran iniciativa: http://www.change.org/es/peticiones/angrois-premio-principe-de-asturias-de-la-concordia-2014?utm_campaign=autopublish&utm_medium=facebook&utm_source=share_petition

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  4. CNT1900 dice:

    «Se puede decir más alto pero no más claro», esta frase tan usada resumen su excelente artículo. Creo que refleja la gran mayoría de sensibilidades. A mí no me parece noticia ver pies debajo de mantas ni cabezas ensangrentadas, creo que para la gran mayoría eso no es noticia. Cualquiera puede imaginar los destrozos que puede causar un accidente de este tipo.

    Nuestro valor más en alza, la solidaridad. ¿Qué tendrá este pueblo nuestro, que somos capaces de ponernos a funcionar sin que nadie nos tenga nada que decir en lo que a solidaridad en las desgracias se refiere?. Si tuviésemos la misma clarividencia para el resto de asuntos que a todos nos afectan….

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    • Verbarte dice:

      La solidaridad responde a resortes humanitarios que existen en toda la población. Es el sistema en el que vivimos el que fomenta y promueve los valores del individualismo que aletargan a la ciudadanía cotidianamnete y que están reñidos con los valores solidarios.

      Lo vergonzoso de las cadenas de televisión y la basura que emiten es que acaban moldeando las convesaciones en el tajo, en el ocio familiar o en los encuentros casuales con amigos.

      Salud.

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  5. webitagoras dice:

    la realidad es eso exactamente

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  6. Julita dice:

    Creo que es un excelente artículo que refleja las dos realidades, solidaria y periodística.
    Para mi, también reflejan que, a la mayoría de los españoles les gusta mucho el morbo y la casquería y por eso tienen gran audiencia las cadenas de tv que las promocionan.
    Hay muchas personas solidarias que nunca serán noticia y que cada día contribuyen a paliar las deficiencias de nuestras instituciones.
    Creo que los españoles somos manipulados y utilizados por la ¿información? de los medios de comunicación.
    Mi agradecimiento a todos y cada una de las personas que acudieron en ayuda de los accidentados. Espero, que se deje en paz mediática tanto a ellos, como a los familiares de las victimas y que nadie haga negocio con su dolor y sus pesadillas.

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    • Verbarte dice:

      A fuerza de insistir machaconamente con las emisiones de basura por la tele crean el efecto de que lo hacen porque es lo que al público le gusta. El público educado en la basura suele devenir en público basura y, por extensión, crea sociedades basura. Salud.

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  7. Kassiopea dice:

    Excelente artículo que refleja la realidad periodística de este país.

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