Se escuchan tambores electorales en el horizonte. Las señales de humo anuncian que las tropas de los partidos afilan sus papeletas y componen sus carteles para una nueva y anodina batalla de promesas, abracadabras y hueras soflamas. Se avecinan comicios para elgir entre lo malo y lo peor, aunque existen alternativas que no gozan del favor financiero y mediático, poderes fundamentales para vencer voluntades y esparcir maquillaje democrático sobre la sumisión de los gobiernos del PP y del PSOE a intereses ajenos a la ciudadanía española.
Los dos partidos agraciados por la ley electoral y beneficiarios directos de la ley D’Hondt huelen, más que nunca, a basura, a inmundicia, a bazofia, a podrido. Ambas formaciones han incorporado a su ADN la corrupción, el nepotismo, la profesionalización y la inmoralidad, como desperdicios y estiércol que sólo servirán para pudrir el marchito fruto de la democracia y agostar la flor de la credibilidad de la población en sus instituciones.
Gürtel y los EREs, escándalos siameses, no son dos bultos aislados, sino dos metástasis que invaden sistémicamente al PP y al PSOE, dos largas y penosas enfermedades en estado terminal. Estos casos se acompañan de cientos de corruptelas, a lo largo y ancho del país, por parte de concejalías, diputaciones, consejerías y altos cargos de ambas formaciones que corroen cada célula del tejido democrático. “No somos iguales” -dicen ellos-. Efectivamente, no son gemelos, sólo mellizos.
Las colosoales tramas corruptas investigadas por la justicia son imposibles sin la connivencia de los órganos políticos de cada partido y la cobarde o silenciosa complicidad de su militancia. Cada escándalo es hijo bastardo de una dilatada práctica conocida y consentida por presidentes, secretarios generales, barones, baronesas, donantes y donados. Hay docenas de presuntos y de imputados, algunos con experiencia carcelaria, y los mellizos huyen hacia adelante coreando la consigna de que se trata de “una causa general contra el PP/PSOE”.
La vasta geografía de la culpabilidad engloba a la justicia, la prensa, el comunismo, los perroflautas, el radicalismo y toda la fauna que les recrimina y les protesta, todos culpables menos ellos. Bajo la bandera de la transparencia esconden su personación en las causas para manejar información privilegiada, la recusación de jueces, la anulación de pruebas, la impunidad del aforado o la destrucción de libros de visitas y otros documentos comprometedores. Son catedráticos de la zancadilla legal y doctores honoris causa en absoluciones e indultos.
Disponen de peritos en leyes, aparatos de propaganda y capacidad manipuladora, suficientes para capear la tormenta y no perder el control de un Congreso que ya se apoda “de los Imputados”. La experiencia les dicta que la ciudadanía responde a la perversión política con mayorías inmerecidas y ellos las usan para dotar de razón a su sinrazón. No es obligada la elección entre lo malo y lo peor, entre lo pésimo y lo fatal, ni sensata una abstención que les beneficia, en un país en el que la oferta electoral presenta múltiples y suficientes alternativas diferentes.
Los dos partidos que usaron el cambio como anzuelo han dejado claro que España realmente necesita eso: un cambio. Un cambio de aires para quienes llevan cuarenta años, PP y PSOE fundamentalmente, viviendo de lo público, manoseando lo público, usurpando lo público y ahora vendiéndolo al mejor postor. Es de desear que España no siga siendo el país que apoya mayoritariamente (entre ambos acaparan el 80% de los votos en cada cita electoral) a dos partidos que corrompen la democracia en lo económico, en lo político y en lo ético.
No olvidarse de los partidos nacionalistas, sobre todo CIU y PNV, también corruptos hasta la médula. El poder corrompe y esta gentuza lleva ya demasiados años instalada en la poltrona.
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El poder, en sí, no corrompe. Son los corruptos quienes persiguen a toda costa el poder.
CiU y PNV son el trasunto del bipartidismo en sus respectivas comunidades autónomas y pecan de lo mismo que PP y PSOE.
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Es curioso escuchar a muchos hablar de que están hartos del bipartidismo en España, que hay que darle una oportunidad a los «otros», que hay que moverse, que hay que concienciarse, que no hay que caer en el voto fácil y (in)útil, que si esto, que si lo otro, que si patatín, que si patatán, Manolo llena y ponte otra… Pero el día de las elecciones toca dormir la resaca y cuando despiertan: ay, mierda, ya se me ha pasao el día, bueno, da igual, si total, no iba a servir de nada… Eso sí, el día que gana la roja ahí están los primeros en la calle con su bandera. Viva España y la madre que nos parió.
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El mercado de la droga no conoce límites y ahí tienes al personal preocupándose por lo realmente importante: una liga de fútbol tan fraudulenta, corrupta y bipartidsta como el parlamento.
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Conocen perfectamente los vicios y debilidades del personal: pan y circo.
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Entre lo malo y lo peor: Las encuestas publicadas, ¿auspician el final del bipartidismo o el deterioro o finiquito del partidismo? Todo alrededor de los partidos huele mal, provoca náusea y rechazo. Esta es una situación delicada y preocupante que puede conducir a soluciones perversas. Lo peor; hay opciones políticas que sacan réditos de este estercolero y harán bien poco por cambiar la situación.
IU. Cuando Izquierda Unida, sin necesidad de cambiar la actual ley electoral -que hay que cambiarla-, deje de estar controlada por el PCE, de arrinconar a referentes como Llamazares y deje la organización en las manos de figuras emergentes como Alberto Garzón, entonces ganará posibilidades y se convertirá en una opción de gobierno.
En todo caso, con una sociedad ausente que dice estar asqueada y un reducido grupo de combatientes indignados, puede que haya menos electores acercándose a las urnas pero parece improbable que el equilibrio tradicional de fuerzas se rompa y que, los actuales gobernantes, pierdan las elecciones.
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Esa es la inercia en la que hemos entrado. El personal gusta de votar a caballo ganador para luego pavonearse en la taberna diciendo «han ganado los que yo voté». A nadie le apetece confesar que votó a uno de los perdedores ni delante del espejo. El marketing electoral conduce a estas situaciones y hace que la masa consuma PP o PSOE aun con la nariz tapada.
Lo de IU tienes parte importante de razón. El PCE debería plantearse acudir a las urnas con sus propias siglas y salir del armario de una vez. Un movimiento social debe estar al servico de la sociedad y para ello necesita descolgarse de los intereses partidistas que no llevan más que al arribismo y la profesionalización política, madre de todos los vicios de los que habla el artículo.
Salud.
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Y que a estas alturas del siglo XXI no es razonable ir defendiendo todavía regímenes como el cubano o el de Corea del Norte, y recordar con nostalgia la URSS estalinista. La democracia tiene que serlo con todas las consecuencias y desde el momento en que se prohíbe y castiga la contestación, se castiga la libertad y la propia democracia. Ciertamente la intransigencia del PCE echa para atrás a muchos potenciales votantes de izquierdas. Saludos.
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Las nostalgias impiden hacer análisis objetivos del presente. Hay que valorar los aspectos positivos y las circunstancias históricas y particulares de experiencias como la cubana, pero también aquellas rendijas por las que se filtra la oscuridad que aprovecha el capital para desmontar su posible alternativa. Lo dicho: hay militantes del PCE muy válidos y otros que les invalidan constantemente. Salud.
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IU y Equo son alternativas interesantes, siempre y cuando no estén tentados de conseguir el poder para aprovecharse como han hecho y hacen los otros. Me resisto a creerlo. Todavía tengo fe en una política honesta y que busque el bien común. Lo que sí tengo muy claro es que todos los mangantes que se han hecho de oro a nuestra costa deben pagar por sus delitos. No puede ser que acaben su carrera política y automáticamente sigan haciéndose de oro en organismos inútiles y consejos de administración de las grandes empresas amigas del poder. Saludos.
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Una de las finalidades de los profesionales de la política es perpetuarse en ella como salida profesional. En IU deben afinar mucho. Han tardado años en desligarse del caso Manilva y ahora sale Valderas con un piso comprado legalmente a un banco que había desahuciado a su inquilino. Era legal la operación, pero el gesto da mucho que pensar sobre la credibilidad de sus propuestas. Salud.
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Sí, estos dos han convertido en régimen corrupto lo que debiera ser un sistema político, y urge cambiar de políticas y políticos. No es la primera vez que digo que IU debe empezar a creer que es un partido de gobierno, falta nos hace.
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Por ejemplo.
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