Es de una gravedad alarmante que un medio, El País, antaño referencia de la libertad y el excrúpulo periodístico, haga uso de las armas que supuestamente ha ayudado a combatir desde su fundación. Es grave que El País ejerza la censura como ha hecho hoy.
El Grupo PRISA ya dio síntomas alarmantes, en los años 80, de posicionamiento ideológico dirigido desde instancias políticas y, sobre todo, financieras nacionales y extranacionales. Jugó un papel esencial en el fraude cometido con el referéndum de la OTAN, jugó papeles estelares en las guerras intestinas vividas en el PSOE y jugó algunas partidas en las que la decencia informativa quedó en entredicho. Aún así, sus colaboradores y sus profesionales han conseguido que se mantenga hasta el siglo XXI como una referencia del mejor periodismo nacional, a pesar de los Eres, a pesar de su presidente, a pesar de su Consejo de Administración.
Hace décadas que leo El País con una pinza en la nariz y desinfectante a mano. No sé qué haré a partir de hoy, pero está claro que mis sospechas hacia PRISA no iban descaminadas y hay que cuidarse de El País como potencial enemigo público de la democracia.
El País ha herido de gravedad la libertad de expresión.
A continuación se reproduce el artículo de Juan Torres López «Alemania contra Europa», último ejercicio de censura en España.
—000Oooo—
En mi artículo de hoy en El País Andalucía comento la estrategia económica de Merkel que tanto daño está haciendo al resto de Europa. Una estrategia lamentable que recuerda, ahora a nivel económico, la búsqueda de “espacio vital” para Alemania de Hitler. Puede leerse aquí.
(http://ccaa.elpais.com/ccaa/2013/03/22/andalucia/1363974112_833529.html)
«Es muy significativo que habitualmente se hable de “castigo” para referirse a las medidas que Merkel y sus ministros imponen a los países más afectados por la crisis.
Dicen a sus compatriotas que tienen que castigar nuestra irresponsabilidad para que nuestro despilfarro y nuestras deudas no los paguen ahora los alemanes. Pero el razonamiento es falso pues los irresponsables no han sido los pueblos a los que Merkel se empeña en castigar sino los bancos alemanes a quienes protege y los de otros países a los que prestaron, ellos sí con irresponsabilidad, para obtener ganancias multimillonarias.
Los grandes grupos económicos europeos consiguieron establecer un modelo de unión monetaria muy imperfecto y asimétrico que enseguida reprodujo y agrandó las desigualdades originales entre las economías que la integraban. Además, gracias a su enorme capacidad inversora y al gran poder de sus gobiernos las grandes compañías del norte lograron quedarse con gran cantidad de empresas e incluso sectores enteros de los países de la periferia, como España. Eso provocó grandes déficit comerciales en éstos últimos y superávit sobre todo en Alemania y en menor medida en otros países.
Paralelamente, las políticas de los sucesivos gobiernos alemanes concentraron aún más la renta en la cima de la pirámide social, lo que aumentó su ya alto nivel de ahorro. De 1998 a 2008 la riqueza del 10% más rico de Alemania pasó del 45% al 53% del total, la del 40% siguiente del 46% al 40% y la del 50% más pobre del 4% al 1%.
Esas circunstancias pusieron a disposición de los bancos alemanes ingentes cantidades de dinero. Pero en lugar de dedicarlo a mejorar el mercado interno alemán y la situación de los niveles de renta más bajos, lo usaron (unos 704.000 millones de euros hasta 2009, según el Banco Internacional de Pagos) para financiar la deuda de los bancos irlandeses, la burbuja inmobiliaria española, el endeudamiento de las empresas griegas o para especular, lo que hizo que la deuda privada en la periferia europea se disparase y que los bancos alemanes se cargaran de activos tóxicos (900.000 millones de euros en 2009).
Al estallar la crisis se resintieron gravemente pero consiguieron que su insolvencia, en lugar de manifestarse como el resultado de su gran imprudencia e irresponsabilidad (a la que nunca se refiere Merkel), se presentara como el resultado del despilfarro y de la deuda pública de los países donde estaban los bancos a quienes habían prestado. Los alemanes retiraron rápidamente su dinero de estos países, pero la deuda quedaba en los balances de los bancos deudores. Merkel se erigió en la defensora de los banqueros alemanes y para ayudarles puso en marcha dos estrategias. Una, los rescates, que vendieron como si estuvieran dirigidos a salvar a los países, pero que en realidad consisten en darle a los gobiernos dinero en préstamos que pagan los pueblos para traspasarlo a los bancos nacionales para que éstos se recuperen cuanto antes y paguen enseguida a los alemanes. Otra, impedir que el BCE cortase de raíz los ataques especulativos contra la deuda de la periferia para que al subir las primas de riesgo de los demás bajara el coste con que se financia Alemania.
Merkel, como Hitler, ha declarado la guerra al resto de Europa, ahora para garantizarse su espacio vital económico. Nos castiga para proteger a sus grandes empresas y bancos y también para ocultar ante su electorado la vergüenza de un modelo que ha hecho que el nivel de pobreza en su país sea el más alto de los últimos 20 años, que el 25% de sus empleados gane menos de 9,15 euros/hora, o que a la mitad de su población le corresponda, como he dicho, un miserable 1% de toda la riqueza nacional.
La tragedia es la enorme connivencia entre los intereses financieros paneuropeos que dominan a nuestros gobiernos, y que estos, en lugar de defendernos con patriotismo y dignidad, nos traicionen para actuar como meras comparsas de Merkel.»
Juan Torres López.
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Este artículo es un fiel reflejo de lo que está pasando, aunque lo hayan querido censurar como en los viejos tiempos de infausto recuerdo.
Esta monumental estafa, a la que llaman crisis, está sirviendo para que los países del sur de Europa sean expoliados, arruinados y llevados hacia el desastre, en beneficio de los países del norte, especialmente Alemania, que cada vez es más rica, aunque ello no implique mayor riqueza para la totalidad de los alemanes.
Al establisment alemán ya le interesa que las cosas continuen como están y cuando dicen que el euro está en peligro, si no se toman medidas que implican recortes de derechos y prestaciones, mienten.
Si en este país los políticos tuviesen lo que hay que tener y plantearan salirse del euro y negarse a pagar la deuda, (que es lo que se debería hacer) a Merkel y cía. les entraría de todo y no lo iban a consentir así como así, a pesar de que consideran a nuestro país despilfarrador.
Incluyo un enlace de Vicenç Navarro (Catedrático en la univesidad Pompeu Fabra) muy ilustrativo al respecto.
http://www.vnavarro.org/?p=7516
Es un buen artículo, aunque quizás el «problema» haya sido comparar la tiranía que ejerce Merkel con la de Hitler, pero igualmente, ¿Dónde queda la libertad de expresión, si no se puede decir lo que realmente se piensa?.
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Los medios de «desinformación» actuales (prensa, radio, tv.) son la fiel voz de su amo y correa de transmisión de los poderes fácticos, que son quienes realmente gobiernan (los mangantes políticos son meras marionetas, también).
Por tanto, deberíamos darles la espalda y empezar a cuestionarnos más las cosas, a pensar en lugar de creernos como borregos lo que dicen la tele, los periódicos o la radio.
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