Mal asunto cuando algo o alguien necesita de un recordatorio en el calendario para que la sociedad visibilice su existencia. Los días dedicados a recordar suelen coincidir con causas para borrar de la realidad y de la memoria: el día de la paz evidencia las guerras, el día del medio ambiente realza la contaminación y el día de los enamorados supone días de desamor. Hay más de 365 “días de” al año, contando los que proponen la ONU, la OMS, la UNESCO, la CEE, el Almanaque Zaragozano, los santorales religiosos, el Corte Inglés y la taberna de la esquina. El personal no da abasto entre la industria del recuerdo y el comercio onomástico.
El día de la mujer trabajadora señala una fecha femenina en el calendario reivindicativo de la historia. En marzo de 1911 se celebró por primera vez para demandar el derecho de voto, la posibilidad de ocupar cargos públicos, el derecho al trabajo, a la formación profesional y a la no discriminación laboral de las mujeres. Unos días después, 146 trabajadoras, la mayoría inmigrantes, murieron y 71 resultaron heridas en el trágico incendio en la fábrica de camisas Triangle Shirtwaist de Nueva York, suficiente duelo para que las autoridades revisaran la legislación laboral y para que el color de las telas que trabajaban se adoptara como cromatismo reivindicativo.
Los desastres suelen escribir su historia en cuadernos de debilidad, desprotección, marginación o discriminación, cuadernos femeninos en la mayoría de las ocasiones. Los cuadernos de la historia han tratado a las mujeres con poco amor, exigua solidaridad y escaso respeto. El bolígrafo social emborrona el lado femenino de las culturas, las religiones y las ideologías y anota con preciosista caligrafía los detalles que conducen a considerarlo de forma negativa; lo positivo se anota en márgenes y notas al pie de página con letra pequeña y, a veces, confusa redacción.
La sociedad posmoderna, digital y avanzada señala, un siglo después, las reivindicaciones femeninas como algo fuera de lugar en el siglo XXI, un reducto de feminismo superado, un sinsentido. Algunos motivos de reivindicación, sin embargo, siguen ahí, testarudos, como renglones torcidos de retorcida gramática insumisa a cualquier cambio de reglas. Basta ver las condiciones laborales de las costureras de Inditex en el mundo no desarrollado, las diferencias salariales en empresas españolas en función del género o, sin ir más lejos, el pluriempleo, productivo y reproductivo, asignado mayoritariamente a las mujeres posmodernas, digitales y avanzadas.
Al margen de la realidad laboral, el entramado ideológico sigue percutiendo sobre la mujer con andanadas defensoras de una convivencia desigual y discriminatoria. Con indigna frecuencia se escuchan consignas y mantras en contra de cualquier medida opuesta a la desigualdad, voces cómplices y mentalidades, fuera de tiempo y de lugar, empeñadas en mantener un sistema social favorable a la hegemonía masculina. Dan fe de ello articulistas y tertulianos de ABC, La Razón, El Mundo, Intereconomía, 13 TV, la COPE, anuncios publicitarios arraigados en mensajes olvidables, programas de televisión ricos en testosterona, políticos de todo signo o predicadores de cualquier religión, que no dan tregua a una batalla que nunca debió existir.
En 2013, todavía hay motivos para exigir una existencia ni mejor ni peor, ni favorable ni desfavorable, ni ni más dura ni más delicada, una vida simplemente igual para todas las personas, como reza el artículo 14 de la Constitución: Los españoles son iguales ante la Ley, sin que pueda prevalecer discriminación alguna por razón de nacimiento, raza, sexo, religión, opinión o cualquier otra condición o circunstancia personal o social. Bendita Constitución, catálogo de buenos propósitos cuya defensa es tan cotidiana como utópico su cumplimiento pleno.
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67 años llevan maltratandome mi familia y me han dicho de todo menos bonita, y era bonita. Y como yo no lo comprendía entonces ,porque era chiquita y esa era la casa que me tocó con la familia ¿ que podía yo hacer ? «Aguantar » y como yo era muy diferente a ellos,inocente, me decian que estaba loca, Aquí tendría que hablar mucho, porque ahora resulta que soy inteligencia emociona.Yme decían que yo hablaba mucho, y que me callara que era un martillo pilón , solo porque no quería escucharme hablar , y yo veía las cosas más claro que el agua trasparente. Entonces veía claramente porque era una niña sensible y buena , no me gustaba la violencia, con todo lo que pasaba allí con mi familia violenta, y con la que más se metian todos eran conmigo.Se desquitaban con todas sus maldades Mi padre era alcoholico y violento, pues teníamos que salir de la casa corriendo . Y me fui en los años 60 porque me estaba enfermando y no podía ya aguantar más con ellos y me volvieron a atrapar con sus mentiras y traiciones y, hasta hoy me han tenido de esclava con todos sus caprichos y no me han dejado nada . Puedo seguir mucho más . Ah , que he sido bailarina , y cuando me casé tuve un chulo por marido y un verdugo más .¿ A ver quien se interesa por mi historia que la puedo contar para que se sepa tal vez pueda ayudar en otros casos ? ¿ vamos digo yo si a alguien le interesa ? he hecho fotonovela y trabajé en una pelicula . Saludos
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Cada quien encuentra lo que busca. Nadie es ajeno a su propia desgracia,nuestra es la responsabilidad de nuestros errores.
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Desde que las mujeres han dejado de obedecer a sus maridos, los insultan, se mofan de ellos, andan libres por ahí como cabras locas con amigas y «amigos», etc… el mundo ha mejorado un montón, lo estamos viendo cada día.
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Parece usted un ejemplo viviente de quienes piensan que ha de ser el hombre el que insulte a la mujer, se mofe de ella, ande por ahí como un cabrón loco con amigos y «amigas». Es usted un ejemplo vivo de que el mundo puede y debe mejorar un montón.
Y, además, un poco masoquista para leer expresiones diferentes a las suyas buscando inútilmente una gresca innecesaria.
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Debes ser mal hijo, peor hermano, mal padre y UN ESPOSO REPUGNANTE.
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Está claro que los preceptos religiosos contra la mujer, contenidos en las diversas religiones, fueron escritos por hombres para preservar su supremacía sobre ella y para asegurarse su solaz…
Quien diga que las reivindicaciones están trasnochadas a estas alturas del siglo, sólo demuestra desconocimiento o mala fe. Sólo hace falta remitirse, por ejemplo, al goteo constante en la lista de víctimas de la violencia de género…
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