Violadores verbales e ideológicos.

Las palabras cuentan las cosas que la mente almacena en el interior de las personas. La expresión oral permite desnudar las ideas ante los ojos de los demás, liberándolas de su condición de pensamientos y dotándolas de una identidad reconocible por los demás como discurso ideológico. El lenguaje permite a las personas expresar sus ideas de forma directa o modularlas con una forma adecuada a un momento preciso o a un auditorio concreto. En ocasiones, las ideas salen a pasear con su desnudez natural y provocan efectos quizás no deseados por quienes las transforman en palabras.

Cuando se pretende ofrecer una determinada imagen a la sociedad con un objetivo determinado, los oradores recurren a la retórica como disfraz ambigüo para encajar en un mismo mensaje varias ideas a veces contradictorias. En el escenario político el lenguaje se utiliza con cirujana precisión para expresar al mismo tiempo lo que se dice, lo que no se piensa y lo que se quiere ocultar. Este ejercicio de funambulismo verbal tiene sus riesgos, calculados o no, y es frecuente que, tras unas declaraciones, el político vuelva a hablar para matizar, negar o cambiar lo que todos los oídos del país acaban de oír de forma clara y meridiana.

Llevamos tiempo asistiendo a una euforia en el partido del gobierno que permite a sus cargos y militantes abrir la boca sin freno para proyectar sus ideas desnudas hacia la sociedad, sin abalorios superfluos, con la autosuficiencia que conceden la mayoría absoluta lograda y el miedo confuso provocado por la estafa que sacude a Europa. El Partido Popular ha tenido la habilidad poco democrática de ocultar su programa electoral durante la campaña y ahora se permite gobernar dando rienda suelta a su ideario fuera de programa. Este es el contexto que propicia las escandalosas declaraciones soltadas de forma orquestada por el pepero o pepera de turno durante el último año.

Las perlas más recientes de su militancia ya no ocultan su naturaleza ideológica y, además, muestran un orgullo por dicha naturaleza que hasta ahora habían disimulado por vergüenza democrática. Ya no la sienten. La han perdido y la desprecian. Sólo así se pueden explicar las expresiones de Andrea Fabra deseando a quienes lo pasan mal “que se jodan” o el papel de Alberto Ruiz Gallardón decidiendo por su cuenta y riesgo que el papel de la mujer en la sociedad es parir bajo demanda del mercado o del marido, lo mismo le da, sin tener en cuenta ninguna opinión femenina. Andrea y Alberto han expresado pública y desnudamente lo que piensan y el partido les ha respaldado sin fisuras. ¿Espontaneidad o lugar y momento perfectamente elegidos y orquestados?

El gobierno del PP se sitúa en las antípodas de la participación democrática de la sociedad cuando despliega toda su artillería demagógica y manipuladora para criminalizar a quienes se pronuncian de forma contraria a sus hechos y palabras. No duda su portavoz, cargo de especial relevancia cuando se trata de expresar ideas, en socavar la democracia despreciando e insultando al juez Pedraz, representante nada menos que del poder judicial. El partido orquesta y respalda el ladrido de Rafael Hernando al servicio de su objetivo represor. Ya lo hicieron a través de Manos Limpias, su testaferro cuando eran oposición y mostraban rastros de vergüenza demócrata, con el juez Garzón. Consiguieron deportar al juez y amedrentar hasta el silencio a la Justicia.

Lo último del PP ha sido expresar sus pulsiones violadoras. Es grave y delictivo formular la idea de que las mujeres están para violarlas, aunque no causa sorpresa proviniendo de un cargo público de un partido que siempre se ha opuesto a la igualdad de género, que banaliza la gravedad de la violencia machista y concede a la mujer un puesto en la sociedad basado en postulados bíblicos. Además de grave y delictivo, es preocupante y peligroso saber que lo expresado se corresponde con lo pensado. Orquestado y previsto, el infumable José Manuel Castelao ha hecho el paripé de presentar su dimisión por motivos personales, sin denuncia por parte de la fiscalía ni censura por parte de su partido. Ha dado la puñalada, que era lo importante para el PP.

Más grave si cabe es que las declaraciones de este sujeto apunten a la violación de la Ley como un deber de salvapatrias impune. Señalando a la mujer como objeto violable, condena a dicha condición a la mitad de la población, debidamente segregada por sexo como le gusta a Wert y a Aguirre; señalando a la Ley como objeto violable, extiende esta condición a toda la sociedad sin distingos sexuales, religiosos o ideológicos. La gravedad está en la consideración de la violación como deber político por individuos y partidos de esta calaña que ni siquiera llegan a ser amonestados por la fiscalía, ocupada y preocupada por criminalizar las protestas ciudadanas motivadas, entre otras causas, por actitudes como las de este presunto y presuntuoso delincuente verbal e ideológico.

Andrea nos jode, Alberto nos preña, Rafael nos insulta y José Manuel, por último, nos viola. La justicia callada, ciega, sorda, sin gusto y con mal tacto, permanece contemplativa con estos bocazas mientras descarga su ira en el indefenso y pobre pueblo que no tiene recursos para abogados.

3 comentarios el “Violadores verbales e ideológicos.

  1. […] Verbarte — con Aguas Santas Serrano Hernández. Share this:TwitterFacebookRedditPinterestMe gusta:Me gustaSe el primero en decir que te gusta. […]

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  2. Luis Carlos Díaz dice:

    Sí señor, o sí señora, que esto da lo mismo. Afortunadamente, la lengua también nos sirve para hablar tan claro como habla usted, y además con buen estilo, que es algo que no se exige, pero que se agradece.

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  3. Excelente manera de expresar el repudio a las bestias que se han apoderado del gobierno en España.

    Gustavo A. Silva

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