El (re)descubrimiento de España.

Como hicieran los descubridores de América (y todos los descubridores en general), el gobierno del PP ofrece generosamente espejos y quincalla a los los indígenas a cambio de sus riquezas. Los nuevos conquistadores han llegado a las costas españolas a bordo de galeras con las bodegas a medio cargar de vidrios de colores, una tripulación compuesta de empresarios, banqueros, políticos y curas y la bandera de los borbones izada en el mástil de la vela mayor. Como les sucediera a los indígenas de las Indias, tampoco los españoles eran conscientes de que estaban por descubrir y conquistar.

Gracias a los conquistadores, los españoles han descubierto que su modo de vida era salvaje y poco adecuado para satisfacer unas necesidades inadcecuadas que su ignorancia les imponía. Gracias a ellos, han descubierto que han vivido por encima de sus posibilidades y los dioses del oro y del jaspe castigan merecidamente la osadía de haber aceptado las escrituras sagradas de la Constitución como verdad divina y única transmitida por los dioses democráticos. Gracias a ellos, han descubierto el pecado en que vivían.

Los intendentes del FMI, a bordo de la nave capitana, les han descubierto que sólo desde la miseria se puede llegar a ser pobres y que sólo desde la pobreza se puede aspirar a la benevolencia del rico. Les han hecho comprender que su pobreza no daba mucho más de sí y por eso, magnánimos ellos, les conducen a la miseria para que tengan de nuevo la esperanza dichosa de llegar a ser pobres. Les hacen descubrir que sus vidas no valían un euro y les exigen que entreguen todas las monedas como tributo por la nueva oportunidad que les brindan de recuperar la dignidad robada.

Gracias al almirante conquistador, muchos españoles han sido despojados de sus viviendas y vuelven a saborear el placer de dormir bajo el cielo con el sueño estrellado contra la baratija hipotecaria que les ofrecieron a cambio de su trabajo. Estos esclavos de la vida y del trabajo no saben la suerte que han tenido de toparse en su camino con un sabio contramaestre que ha cambiado sus sueños por ladrillos y posteriormente les ha despertado al robarles los ladrillos, el sueño y el trabajo. Gracias a él, tienen la oportunidad de disfrutar de nuevo de la familia, conviviendo en la choza de los abuelos junto a sus padres y a sus hijos. Todo el árbol genealógico recluido en una maceta.

Gracias a los galenos conquistadores, los españoles han descubierto que, una vez despojados de su oro, la medicina queda fuera de su alcance y han de recurrir de nuevo a los viejos remedios y a los brujos de la tribu si quieren ser sanados de alguna enfermedad. Han vuelto a descubrir el valor de la tribu para cuidar a quienes no pueden valerse por sí mismos y necesitan la compañía de sus vecinos y sus oraciones para poder manejarse en sus vidas. Los españoles han descubierto que la salud es un bien que la naturaleza concede y la avaricia enajena.

Gracias a los preceptores conquistadores, los españoles han descubierto que su sabiduría no era suficiente para dejar de ser salvajes y que la cultura no era más que una fuente de vicios y creencias que les alejaban de una vida plena de trabajo. Los nuevos instructores han considerado que la verdadera educación es la que conduce desde la miseria hasta la pobreza y no lleva más allá de comprender que la felicidad consiste sólo en trabajar. Los españoles van a tener la oportunidad de volver a descubrir el significado de los números y de las letras en la oscuridad de la noche robándole horas al sueño reparador de la jornada laboral.

Gracias al capellán conquistador y a su horda de clérigos enlutados, los españoles han descubierto la desnudez de sus virtudes y con ella el pecado que ha envuelto sus vidas hasta ahora. Estos hombres de faldas hasta los tobillos y privados de yacer con mujeres, son los encargados de poner orden en sus prácticas sexuales y de marcarles el camino hacia una gloria etérea que habían cambiado por mundanos placeres. Y como el mejor de los métodos para imponer su doctrina, se harán cargo de las escuelas e impregnarán con su ideario el pensamiento de toda la comunidad.

Gracias a la tropa armada de estacas de cuero y arcabuces que disparan pelotas de goma, los españoles, indefensos y pacíficos por naturaleza, han descubierto que es arriesgado pensar en voz alta y oponerse a los conquistadores que manejan a esa tropa vestida con armaduras azules, escudos transparentes y cascos sin penachos.

Los españoles han descubierto que las leyendas que narraban los ancianos eran ciertas y que los descendientes de los dioses del oro y del jaspe han regresado del fondo de la memoria para someterles, despojarles de las riquezas y condenarles a una vida de esclavitud remando en las galeras y fuera de ellas. Los tiempos de la luz y los derechos han terminado para muchas generaciones que deberán aprender a manejarse en la oscuridad y la sevidumbre.

Un comentario el “El (re)descubrimiento de España.

  1. Angarrub dice:

    El símil de la nueva reconquista de «las Américas» refleja con acierto la situación que, como en su día los indígenas, estamos padeciendo. Nuevos galeones de empresarios, banqueros, curas y «mercados», nos quitan sin pesar hasta el último suspiro. Son los nuevos «piratas» que dominan, sin pudor, el ancho mar pero que, en nuestra querida España, parecen tener su puerto natural. Y, además, con impunidad absoluta.

    A diferencia, sin embargo, de los indígenas, lo nuestro es claramente la «Crónica de una muerte anunciada». Es decir, que hoy día, con la información de que disponemos, con el estado de bienestar que hemos disfrutado, con las medidas obscenas y diarias que cada día, con voracidad insaciable, nos empobrecen un poquito más, la sola presencia de estos galeones y su tripulación energúmena debería ponernos ya manos a la obra.

    Sin individualismos, pecado capital, sólo queda, unísonamente, defender lo nuestro. Quienes, con esa idea más clara, salieron recientemente a la calle, han demostrado una coherencia fuera de toda duda. Y no van a parar. Hoy leía emocionado una pancarta «pidiendo perdón» por no haber también salido a la calle ese día. Solidaridad con los entonces detenidos.

    La Audiencia Nacional ha puesto finalmente en libertad, podría igualmente no haberlo hecho, a los imputados tras las detenciones, a pesar de las críticas que ha recibido el magistrado Pedraz, a quien miembros del PP no dudan en hacerle «responsable» de «cualquier acto de intimidación, acoso o agresión que pueda sufrir cualquier diputado».

    Más claro, el agua. Cinismo a ultranza y sin tapujos. Para qué?

    Llegará el día en que nos podamos rescatar de toda esta tripulación? Fácil no lo va a ser, porque sólo hay que ver la contumacia con que se aferran al «sillón», la ligereza de conciencia para mentir, manipular, enjuiciar, encarcelar… y todos los etc. que Vds. quieran imaginar. No hay muro, ni contención alguna para estos sujetos.

    Saben lo que quieren y no pararán.

    Y nosotros, qué es lo estamos esperando?

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