El gobierno de Pilatos, colaboracionista.

Como un auténtico ejército, entrenado para dominar el mundo, ese genérico denominado “los mercados” avanza asolando estados, destruyendo países enteros, extendiendo la pobreza y la miseria bajo la bota del terror que pisotea los derechos, las conciencias y los cuerpos de seres humanos. Este ejército intangible utiliza el arma genocida del dinero.

Su estrategia terrorista ha ido exterminando resistencias ciudadanas, país a país, uno tras otro, con un objetivo claro: arrasar los derechos y las conquistas cívicas sumiendo a las personas en un estado de esclavitud propicio para sus intereses de dominación financiera. No se detiene ante nada porque se sabe superior a cualquier resistencia posible de unas atemorizadas masas que no saben dónde golpear para defenderse. Y si acaso golpearan, tiene en la reserva los letales ejércitos tradicionales que no dudará en utilizar para aplastar cualquier conato de rebeldía.

Cuentan además con gobiernos colaboracionistas en cada uno de los países que les sirven ciegamente mediante ardides manipuladores con los que consiguen que el pueblo machacado distraiga su atención de la verdadera naturaleza de esta estafa criminal y asesina que están llevando a cabo. Los gobiernos se encargan de convencer a sus pueblos de que el mal es irremediable, de canjear fraudulentamente derechos por dinero, y de enfrentar a unos ciudadanos con otros mediante falsas responsabilidades que acusan a personas, partidos y estamentos sociales concretos, más fáciles de identificar y golpear con la furia que debieran recibir los mercados.

Concretamente, en España, el gobierno utiliza el señuelo de la herencia recibida como una percha donde colgar sus propias responsabilidades, su colaboracionismo total con los mercados, su entrega a la hora de depreciar la Constitución, su sectario concepto del poder o la toalla de Pilatos que utiliza para lavarse las manos cada vez que firma con sangre un decreto. Se trata de una percha de múltiples brazos donde el gobierno todavía va a colgar alguna felonía más a la vuelta de sus vacaciones.

Manejando y manipulando a las masas consiguen criminalizar cualquier rebelión, por insignificante que sea, utilizando el látigo del orden público que aprendieron a manejar durante la dictadura y secuestrando la información con una maestría digna de Manuel Fraga en sus mejores momentos. Medio pueblo anda sumiso y callado ante tanta tropelía, dominado por el terror que produce una cesta de la compra repleta de hambre y frustaciones. El otro medio se encuentra agazapado a la espera de una señal de sus gobernantes para saltar sobre los enemigos que les señalan e identifican desde unos medios de comunicación tambien colaboracionistas del propio gobierno y de los mercados.

La derrota está servida. Han conseguido que los funcionarios sean atacados por casi todo el mundo, que los sindicatos sean vistos como enemigos por los trabajadores, que los parados esperen en sus casas algún trabajo sin salario, que los ancianos prefieran la muerte a una vida de posguerra sin dignidad, que los jóvenes viajen en patera buscando un futuro que no existe, que los enfermos vuelvan a confiar en curanderos y milagros por no disponer de alternativa a su alcance y que hasta los árboles se quemen a lo bonzo en el absurdo mundo que los humanos les robamos. Divide y vencerás.

A la vuelta de las vacaciones, los mercados entregarán unas nuevas condiciones de rendición que el gobierno, gustoso, nos leerá en los huecos que el fútbol, la duquesa de Alba y las elecciones americanas dejen libres en las parrillas televisivas y las portadas de los periódicos.

Alguien resultará premiado por la Bonoloto y todos sentiremos que la suerte existe y puede llegar a cualquiera en cualquier momento.

El desmantelamiento del estado y la ruina nos toca a todos sin necesidad de comprar boletos. Bueno, sí: casi once millones de españoles compraron papeletas del PP en las últimas elecciones generales, el premio gordo nos ha tocado sin piedad a los cuarenta y siete millones de españoles y la pedrea a los inmigrantes que pasaban por aquí.

2 comentarios el “El gobierno de Pilatos, colaboracionista.

  1. Past dice:

    Y la Monarquía..¿colabora también? ¿No necesita un repaso?

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